Perfil (Domingo)

El show siniestro de ibar pérez corradi

- DAMIáN NABOT

Ibar Pérez Corradi, acusado de narcotrafi­cante y de ordenar la ejecución de tres empresario­s, está jugando a sus anchas. Desde su captura en Paraguay, Pérez Corradi se dio el gusto de atacar desde la cárcel a un ex senador nacional (Ernesto Sanz) y a una jueza federal (Sandra Arroyo Salgado) frente a micrófonos y cámaras de televisión. Y mientras disfruta de condicione­s especiales de detención, su aporte como arrepentid­o fue absolutame­nte nulo: ninguna prueba documental, ningún número de cuenta bancaria, ninguna evidencia irrefutabl­e. Nada.

En los tribunales de Comodoro Py se extendiero­n los comentario­s sobre el malestar que revuelve a la jueza María Romilda Servini de Cubría, quien presencia los espectácul­os televisivo­s del detenido sin sonscarle la más mínima prueba.

Las sospechas más oscuras cruzan la negligenci­a con una trama de complicida­d. Pérez Corradi siempre gozó de protección. Hasta el final del gobierno de Cristina Kirchner se movió por Paraguay sin inmutarse. Antes de que se fugara en 2012, Arroyo Salgado había pedido en tres oportunida­des a la Cancillerí­a argentina que lo extraditar­an a los Estados Unidos, donde lo reclamaron por tráfico de pastillas de oxicodona. Nunca encontró una respuesta positiva.

Pérez Corradi se encargó ahora de atacar a la jueza por televisión y acusarla de haberle pedido 500 mil dólares para darle la libertad. En la misma entrevista, el detenido aseguró que pagaba 700 mil dólares por mes al kirchneris­mo para protección. Altos niveles de absurdo: no pagó medio millón por la libertad y pagaba tres cuartos por mes para protección.

Desde 2008, sus abogados habían pedido cinco veces la exarcelaci­ón de Pérez Corradi a Arroyo Salgado. Nunca se la concedió porque se temía una fuga. Al final se la ordenó un diciembre de 2011 la Cámara Federal a otro juez: el inolvidabl­e Norberto Oyarbide. ¿Qué ocurrió después? Se fugó.

Detrás de Pérez Corradi se movió un equipo de abogados. No parecen responder al fisic du rol de representa­ntes de arrepentid­os dispuestos a entregar narcotrafi­cantes. Uno de ellos es José Manuel Ubeira, quien fue abogado de Juan José Ribelli, el millonario comisario de la Bonaerense que estuvo detenido por comerciar con la Trafic señalada como la por tadora de la bomba que voló la AMIA. Aplicado, Ribelli estudió abogacía en la cárcel. Ubeira también defendió al serbio Dejan Trisic, procesado por sospechas de tráfico de cocaína. Otra figura estelar. Ahora Ribelli es abogado de Pérez Corradi. No está solo. Lo acompaña Carlos Broitman, quien está en pareja con la fiscal de San Isidro Mariana Busse, quien trabaja en la fiscalía de Julio Alberto Novo, investigad­o por encubrir a narcotrafi­cantes. Todas casualidad­es.

La extradició­n a Estados Unidos había sido aprobada por la Corte Suprema antes de la fuga de Pérez Corradi, en 2012. A hora Ser vini de Cubría la rechaza y, mientras tanto, extiende durante semanas una declaració­n indagatori­a que debería tener como plazo perentorio de diez días hábiles a la espera de la informació­n que entregará el arrepentid­o. A la luz de lo aportado hasta el momento, es aconsejabl­e un lugar cómodo para esperar.

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CEDOC PERFIL TV. Se dio el gusto de atacar a una jueza y a Ernesto Sanz.
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