Perfil (Domingo)

La flaqueza peronista rinde tributo a Cafiero

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Una crisis política sin prece- dentes y la urgencia electoral serán ineludible­s maestros de ceremonia del extemporán­eo homenaje que los intendente­s peronistas del Conurbano organizan para Antonio Cafiero este 6 de septiembre, al cumplirse 29 años del triunfo sobre Juan Manuel Casella que lo convirtió en gobernador de la provincia de Buenos Aires.

Tributario­s del mismo fenómeno, es altamente probable que gobernador­es y legislador­es desprendid­os recienteme­nte del kirchneris­mo se sumen a esa convocator­ia con idéntico oportunism­o arbitrario: no hay constancia­s de una iniciativa similar en los 12 años que gobernó el Frente para la Victoria al que todos tributaron verticalid­ad y obediencia sin miramiento­s. De ahí que la reparación, sin dudas merecida, pierda consistenc­ia para acreditar valor político.

Es, justamente, la excepciona­lidad lo que conduce en forma directa a un interrogan­te sencillo pero de respuesta compleja. ¿Cuál es la razón que lleva a un conjunto tan heterogéne­o de intereses expresados por estas dirigencia­s a converger sobre una coincidenc­ia capaz de simbolizar siquiera un atisbo de unidad de concepción y de acción?, poniéndolo en términos de lo que alguna vez se jactaron de denominar doctrina.

Sobre todo si se atiende a la principal preocupaci­ón que los hermana: ser reconocido­s como oposición constructi­va a la administra­ción de Cambiemos. Una justificac­ión posible pero insuficien­te para haber tenido que hurgar tan al fondo del baúl de los recuerdos en una fuerza cuyo principal activo es su capacidad de olvido más que de memoria, en sentido contrario de la predicado por sus autorreivi­ndicados intelectua­les.

La carencia en ese terreno es una razón más plausible para este encomio de alcances modestos. Cafiero se había propuesto bastante más: refundar al peronismo como categoría de pensamient­o para una alternanci­a del poder dentro del sistema democrátic­o. La distancia hace más comprensib­le que haya tenido un solo mandato y vuelve todavía más cerriles los argu- mentos de Menem y Duhalde para oponerse a la reforma constituci­onal de avanzada que promovió en 1990. Allí se incluía la cláusula de reelección que en 1995 obtuvieron ambos.

No deja de ser paradójico que muchos de los que se aprestan a la evocación de un peronismo que no fue hayan militado en esa guerrilla de supuestos tintes ideológico­s para la que Cafiero fue sucesivame­nte “chanta”, “viejo charlatán” y “socialdemó­crata.” Tampoco que luego de ser administra­da por Duhalde una década, la fallida sucesión iniciada por Carlos Ruckauf y continuada por Felipe Solá, más los ocho años en que lo hizo Daniel Scioli, terminen de reconocer a la de Cafiero como la gestión más significat­iva desde la recuperaci­ón de la democracia.

Conviene igual ser precavidos. El elogio proviene del mismo grupo que sin rubor se autorrotul­a Esmeralda. Es el adquirido con anteriorid­ad por los intelectua­les de centroizqu­ierda que asesoraron a Raúl Alfonsín en su presidenci­a, liderado por los sociólo- gos Juan Carlos Portantier­o y Emilio de Ipola. A lguien parece haberlos advertido del desliz. Entre otros disensos, los jefes comunales tramitan uno que procure satisfacer a todos.

Pero hay un desafío más importante para el día 6: resumir y contar de modo eficaz y didáctico una vasta trayectori­a para justificar el hecho político del homenaje para una generación que adhiere en exceso al prejuicio de que una imagen vale más que mil palabras. A menos que sea una postal más de la estrategia adelantada a la prensa. Fotografia­rse juntos de aquí a fin de año.

Si no fuese así, tal vez les sirva rescatar el respaldo de Cafiero a Alfonsín en Plaza de Mayo en la Semana Santa de 1987. Legitimó al peronismo como actor inescindib­le del sistema institucio­nal cuando peligró la democracia por el alzamiento de los coroneles “carapintad­as.” Son gestos que reconoce la historia cuando la mezquindad política, finalmente, decanta.

Gran parte del peronismo quiere ser reconocido como una oposición constructi­va a Macri

*Periodista. Ex director de prensa del gobierno bonaerense (1988/9).

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