Vacuna contra el VPH: aunque es obligatoria, el 30% de las nenas de 11 aún no se la aplicó
Tienen incompleto el esquema de dos dosis y por eso están desprotegidas. a cinco años de su incorporación en el calendario oficial, lanzan una campaña nacional para aumentar la cobertura. Evalúan inmunizar a los varones.
¿Qué es el VPH? Este año se celebra un doble aniversario para la prevención del cáncer de cuello de útero (CCU), el segundo tipo de tumor maligno más frecuente entre las argentinas. Por un lado, se cumple una década de la llegada al mercado de la primera vacuna contra el virus del papiloma humano (VPH), principal responsable de las infecciones genitales que pueden derivar en la enfermedad que, seg ún la OMS, mata anualmente a 266 mil mujeres en el planeta. Por otro, en octubre serán cinco los años que pasaron desde que se la incorporó al calendario nacional de inmunizaciones del país. A simple vista, el festejo debería ser a lo grande. Sin embargo, todavía persisten barreras que hacen que, a pesar de que la vacuna es obligatoria y gratuita para todas las niñas de 11 años, todavía tres de cada diez adolescentes argentinas no están protegidas.
“El desafío de captar adolescentes es muy grande, por- que no se suelen acercar al sistema de salud o no tienen percepción del riesgo de enfermar, más allá de que siempre es difícil que una persona recuerde darse dos dosis de una vacuna”, explicó a PERFIL Carla Vizzotti, a cargo de la Dirección de Control de En- fermedades Inmunoprevenibles del Ministerio de Salud de la Nación. “Por eso –continuó– desde este mes y hasta diciembre lanzamos una campaña a nivel nacional para lograr que todas las niñas nacidas a partir del 1º de enero de 2000 que hayan iniciado el esquema contra el VPH lo completen”.
Para que la vacuna sea efectiva se requieren dos dosis, con un intervalo mínimo de seis ¿Cómo se transmite? La infeccióni f persistente con tipos de VPH de alto riesgo oncogénico es la causa primaria del cáncer de cuello de útero (CCU). Se recomienda que todas las mujers a partir de los 25 años se realicen un Papanicolau (PAP) para detectar lesiones. meses entre ellas (hasta 2015, las dosis eran tres). “Si se recibe sólo una aplicación, los beneficios de la vacunación pueden ser limitados”, adv ir tió Si lv io Tat ti, profesor de Ginecología en el Hospital de Clínicas.
Según los datos oficiales, la cobertura con la primera dosis a nivel país es del 83,5%, número que baja al 50% en la segunda. “El balance de estos cinco años es altamente positivo, con una muy buena cobertura al inicio del esquema y una cobertura aceptable y muy mejorable con la segunda dosis”, evaluó Tatti, quien, igual que Vizzotti, consideró que la principal razón detrás de la diferencia es la doble aplicación. Ambos descartaron el temor a la vacuna, algo que sí ocurre en otros países (ver recuadro).
Para Marisa Labovsky, vicepresidenta de la Sociedad Argentina de Ginecología Infanto Juvenil: “Es cierto que está rodeada de cierto prejuicio. Pero hay que seguir trabajando para aclarar las dudas, porque es un arma muy importante que tenemos, ya que nos permite hacer prevención primaria del cáncer, y que ha demostrado bajar la circulación del virus en los países en los que se aplica desde hace más tiempo”. Desafío. “Todavía no vemos el impacto de la vacunación en el consultorio porque las niñas recién ahora tienen la edad de visitar al ginecólogo”, señaló Tatti. Y pronosticó que primero habrá una disminución en la circulación del virus y luego, menos Paps anormales. “Recién en unos 12 a 16 años veremos una reducción de lesiones precancerosas y en 18 o 20 años, menos casos de cáncer”, anticipó.
En otros países, los efectos ya son evidentes. En mayo, un estudio publicado en Clinical Infectious Diseases revisó 58 trabajos sobre eficacia e impacto “en el mundo real” de la vacuna contra los tipos 6, 11,
“Captar a las adolescentes es un desafío. No se suelen acercar al sistema de salud.”