Cómo ser popular sin ser populista
Es el cantautor de temas como Flor de lis, Se y Samurai. Nació en Maceió, el nordeste de Brasil, y hace décadas su base es Río de Janeiro. Su nombre completo es Djavan Caetano Viana, pero todos lo conocen simplemente como Djavan, un nombre que viene “por una idea de mi madre, que dijo que, cuando estaba embarazada de mí, soñó con un navío que se llamaba Djavan”. Lo personal, lo cultural, lo local… todo se fusiona en este hombre que le pone letra, voz y guitarra a sus composiciones difícilmente clasificables en un género determinado. Esa combinación de raíces africanas, soul, pop… se verá en Buenos Aires, durante el concierto que dará, junto a seis músicos. Será el 7 de septiembre en el Teatro Gran Rex, donde presentará el último disco Vidas pra contar.
—¿Por qué el nordeste de Brasil ha dado origen a tantos músicos?
—Allí, sucede que se unen el sufrimiento y la alegría y se transforman en música, danza, folklore, arquitectura, escultura. El nordeste tiene una fuerza creativa muy grande. Es tal vez la región de mayor fuerza creativa que hay en Brasil. La mayoría de los grandes artistas brasileños vienen de allí, donde los sentimientos, la fraternidad, la religiosidad, todo se transforma en arte.
—Tu música parece indisolublemente ligada a tu país… ¿Has pensado alguna vez vivir fuera de Brasil?
—Cuando pasé a formar parte de Sony hacia 1981, el proyecto de Sony era que yo grabase en los Estados Unidos y me quedase viviendo, haciendo una vida social y artística allá, pero yo rechacé porque no quería vivir lejos de mi formación, mi cultura original. Esa decisión que tomé fue la más importante de mi vida, porque yo trabajo con elementos de la cultura brasileña; los necesito para c r e c e r, p a r a desarrollarme. Quedarme aquí fue la mejor cosa que hice en mi vida.
—¿Cómo definirías tu música? ¿Guarda alguna relación con la bossa nova, movimiento que, desde Brasil, tanta difusión mundial ha tenido?
—Yo hago una música que atienda principalmente a mi gusto personal, a mi corazón. No me fijo en las tendencias del mercado. Mucha gente en Brasil dice que mi música no tiene nada de popular, y al mismo tiempo yo soy un artista muy popular en Brasil. Es una cosa muy inexplicable. Lo cierto es que mi música no tiene nada que ver con la bossa nova, ni con el tropicalismo. Intento traducir mi idea musical sin intercesión de movimientos. Por eso, en mis comienzos fue muy difícil imponer mi personalidad, pero en fin, lo conseguí.
—Sin embargo, hay artis- tas que han cantado tus canciones, como Caetano Veloso, y tú mismo has compartido escenario con grandes como Stevie Wonder…
—Mis canciones, sí, fueron grabadas por casi todos los artistas brasileños que yo conozco. Lo que ha ocurrido poco es la colaboración con otros músicos, para lo que debe darse una convivencia, un gusto mutuo. En general, yo hago todas las cosas: la música, la letra, los arreglos, la producción. Con Stevie Wonder fue algo muy especial. Se trata de un artista de talento increíble y para mi suerte, él también gustaba de mí.
El músico brasileño se presenta en Buenos aires. Repasa sus raíces artísticas, festeja el impeachment a Dilma Rousseff y se esperanza con que américa Latina sea ética. “Quedarme a vivir aquí (en Río de Janeiro) fue la mejor cosa que hice en mi vida.”