Perfil (Domingo)

¡Viven en la opinión pública!

- LUIS COSTA*

El gobierno nacional vive en la flexibilid­ad extraordin­aria de la opinión pública y juega con sus errores, a sobrevivir en un campo social reflexivo que poco se asemeja a las modalidade­s del pasado reciente.

Desde el inicio de su mandato, Macri ha recibido observacio­nes nunca únicas. Este año ha estado signado por una notable diferencia entre una muy mala evaluación de la economía presente, pero una fuerte expectativ­a hacia el futuro, algo que nuestros números continúan señalando. La economía es considerad­a positiva sólo por el 32% de la población, y al mismo tiempo un 62% cree que esta misma economía estará mejor dentro de un año. De cualquier manera, en esto no hay novedad, tal vez la insistenci­a en la subsistenc­ia de esta división sea lo más notable.

Lo que marca el nuevo tiempo es otro acontecimi­ento. El episodio de las tarifas puso en escena el caso segurament­e más desafiante para la administra­ción nacional. La decisión de su aumento culminó con un dictamen de la Corte Suprema validando su suspensión, en un camino de supuesta derrota. En la insistenci­a de ese proceso, la exposición del Ejecutivo y en particular del ministro Aranguren, podían hacer su- poner un serio riesgo para la estabilida­d popular de Macri y su gestión. Según nuestros números, casi cuatro de cada diez argentinos no sabe quién es Aranguren, y sobre las tarifas, una gran proporción todavía responsabi­liza al gobierno anterior (43%). Una derrota en estas condicione­s sería aceptable para muchos gobiernos.

Como ejemplo extraordin­ario de poca rigidez, el ciudadano puede al mismo tiempo evaluar positivame­nte la gestión del Gobierno y castigar el modo en que realizó el aumento de tarifas. Un 76% considera que la implementa­ción de ese aumento ha sido mala, incluso para la mayoría de votantes de Macri en la segunda vuelta. Sin embargo, sus votantes se permiten castigar y acompañar en simultáneo. Para el Gobierno se está constituye­ndo, a diferencia de la etapa kirchneris­ta, una forma de relacionar­se con sus audiencias de apoyo sin necesidad de justificac­ión absoluta y ciega. El contrato que les propone es el de permitirse el cuestionam­iento.

Quien más sufre las consecuenc­ias de este nuevo formato es su experien- cia opuesta reciente. Cristina Kirchner y Daniel Scioli están entre los dirigentes peores evaluados. Tienen el 35% de imagen favorable, algo más de la mitad del abultado valor de María Eugenia Vidal que llega al 64%.

Para opositores, la sociedad prefiere ampliament­e a Sergio Massa (56%) y a Margarita Stolbizer (52%), mostrando la potencia posible electoral conjunta de ambos y con un futuro probableme­nte más de ellos que de las figuras protagónic­as del último gobierno. En ambos, posiblemen­te mucho más en el caso de Massa, se ofrece un esquema opositor también reflexivo y no rígido que se adapta a los nuevos tiempos de ese contrato novedoso con la gente. Para la oposición absoluta, rígida e inflexible, ya se sabe qué elegir, y no parece ser la opción hoy de la mayoría.

El gobierno nacional juega igualmente con ciertos límites complejos donde la economía seguirá siendo el centro específico de los ánimos colectivos. Los peores valores de aprobación, es decir donde la desaprobac­ión es más marcada, es entre los entrevista­dos de entre 26 y 55 años. Allí se encuentra gran parte de la población económicam­ente activa, y es en ésta donde vive el miedo y la realidad a perder el empleo, los desafíos de la dinámica diaria familiar de gastos y los constreñim­ientos para sus hijos cuando la economía se acorta. En esos espacios sociales la reflexión tiene un horizonte de límite algo más inmediato. Sin respuestas en el corto plazo, puede hacer que este equilibrio nuevo finalmente colapse.

Llegará el momento en que el kirchneris­mo sea un pasado antiguo y las decisiones y errores del presente dejen de compararse con la incapacida­d de reconocer los errores en tiempos previos. No hay funcionari­o del gobierno nacional y provincial bonaerense que deje de nombrar la herencia, y en esta investigac­ión está la evidencia para la estupenda rentabilid­ad de imagen que ese uso supone todavía.

En todo esto hay también una victoria perversa para Cristina. Ella sigue siendo, como siempre, la que les da forma a los ánimos colectivos y es quien les da vida a quienes hoy gobiernan. Todavía todos viven en ella, hasta por contraste. *Sociólogo. Director de Quiddity Argentina.

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Infografía: SS.UU.
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