Perfil (Domingo)

La metáfora de la planta de bambú y los llamados nocturnos de macri

- EZEQUIEL SPILLMAN

Como ocurre en series como Scandal o House of Cards, la noche es el momento para los diálogos más profundos para un presidente. Incluso para Mauricio Macri, quien prefiere Borgen, la serie danesa.

El viernes 19 de agosto, horas después de haber despedido a Juan José Gómez Centurión, no pudo dormir. Estaba inquieto y angustiado. Al día siguiente tomó el teléfono, por la noche, y llamó a un par de funcionari­os. Con uno se quedó charlando hasta cerca de la madrugada. La consulta: ¿se había apurado o había hecho bien en sacar al titular de la Aduana? “Es lo que prometí en campaña”, se autoconven­cía con sus ministros. Estuvo casi una hora descargand­o pensamient­os, intercambi­ando ideas. Nada de bridge ni de series: diálogos políticos con su entorno de confianza.

No sólo llega a través de una voz en el teléfono. También chatea. Por ejemplo, con un grupo de periodista­s, no más de 15. A ellos es capaz de hacerles un comentario si los ve en la televisión por la noche. Tiene confianza para hacerlo.

Entre sus inquietude­s, además de la baja de la inflación, la insegurida­d y la economía, también figura la recuperaci­ón de su rodilla: hace tres semanas jugó medio tiempo de un picadito en Olivos. Y ya retomó la rutina del paddle. La metáfora del bambú. Los llamados nocturnos por Gómez Centurión no fueron los únicos. Hace poco más de 15 días, en plena discusión por el tarifa- zo de gas, llamó a la gobernador­a bonaerense, María Eugenia Vidal. Habla seguido con ella, y no sólo de gestión: muchas veces las charlas son atravesada­s por temas personales. La apoyó, por ejemplo, cuando ella tomó la decisión de separarse de Ramiro Tagliaferr­o. “No sé cómo hiciste para separarte tantas veces”, le decía Vidal. Macri la contuvo con bromas.

Pero esta vez era distinto. A Vidal le sonó el teléfono cerca de las 12 de la noche. Hablaron sobre el impacto del aumento de tarifas hasta que, en un momento, Macri quiso tranquiliz­ar a su gobernador­a y le planteó la metáfora del bambú como símbolo de la gestión de gobierno: “La semilla del bambú se planta y durante dos años no se ve nada, parece que ni siquie-

El jefe de Estado se mostró intranquil­o tras separar del cargo a gómez centurión

Charlas privadas con el Presidente. ra empezó a crecer. Pero luego germina y, en seis semanas, llega a tener hasta diez metros de a lt u ra”, le d ijo el Presidente. El bambú era un paralelo entonces con Cambiemos. Flexible pero resistente. Símbolos macristas. “Hay que hacer lo que no se ve”, suele repetir Vidal en referencia a las obras de infraestru­ctura y a otras transforma­ciones menos visibles. En ese sentido, la metáfora del bambú le calzaba como anillo al dedo, como los tres que lleva en sus manos (uno por cada hijo).

“Cambiemos tiene partes distintas que se juntan en un todo para, con el tiempo, florecer como el bambú”, dijo la gobernador­a el jueves en La Plata. Era su cumpleaños número 43. Su discurso había sido inspirado en la metáfora nocturna del Presidente.

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AG LA PLATA PROVINCIA DE BUENOS AIRES
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GOBERNADOR­A.
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