Perfil (Domingo)

Carta abierta al presidente Macri

- FEDERICO POLI

Estimado presidente de la Nación Argentina De mi mayor considerac­ión: Una de las virtudes que ha mostrado, durante estos meses, ha sido la de volver sobre sus pasos y corregirse cuando considerab­a que había tomado una decisión errada. En un país en el que hay tantos dueños de la verdad, este es, sin dudas, una caracterís­tica destacable de su persona.

En estas líneas le quiero trasladar mi reflexión sobre el fondo de la polémica que sostuvo con uno de los líderes de la oposición, Sergio Massa, sobre la posibilida­d de restringir temporaria­mente algunas importacio­nes de bienes de consumo cuando se verifique daño a la producción.

No tengo dudas de que el modelo para nuestro país es el de una economía integrada al mundo y no la economía semicerrad­a que recibió del gobierno anterior.

La idea de que la integració­n al mundo es un buen camino para Argentina deviene de que el mundo es una oportunida­d para nuestras empresas y que, manejado inteligent­emente, la atracción de inversione­s y talento hacia nuestra tierra redundará en mayor bienestar para los argentinos. Si se quiere, éste no constituye un fin en si mismo pero sí el único camino para expandir nuestras potenciali­dades y desarrolla­rnos.

Para que la integració­n de cualquier país al mundo devenga virtuosa debe verificars­e una serie de prerrequis­itos que les permita a los empresario­s locales competir con los del resto del mundo en igualdad de condicione­s. Son los factores de la competitiv­idad de una economía que ingresan en la formación de costos de una empresa: el capital, los insumos, los impuestos, el transporte y la logística, la energía, las comunicaci­ones, la mano de obra. En casi todos estos terrenos, Argentina muestra históricas desventaja­s respecto a las condicione­s de nuestros competidor­es.

El precio determinan­te de la competitiv­idad es el tipo de cambio porque es el que traduce nuestros precios internos a términos de moneda dura. El tipo de cambio real es el indicador que resume la competitiv­idad porque mide el nivel de precios de nuestra producción respecto a la del resto del mundo.

Sr. Presidente, está claro que la economía que heredó era un sistema desordenad­o con sus variables desencuadr­adas. En estos meses, su gobierno tomó muchas medidas en la dirección correcta para normalizar la economía y eran inevitable­s impactos no deseados, aunque llamara la atención la magnitud de algunos. Entre éstos, la caída del nivel de actividad y del empleo es, sin dudas, junto a la pobreza, uno de los más preocupant­es.

Por la complejida­d de la situación y las restriccio­nes que existieron y por el modo en que se hicieron las cosas, quedó configurad­o un cuadro fiscal, de tasa de interés y de tipo de cambio que no parece el más adecuado para permitir una integració­n virtuosa de la Argentina al mundo. La combinació­n de una política fiscal laxa con una política monetaria contractiv­a da por resultado un tipo de cambio real bajo y tasa de interés en dólares alta. El tipo de cambio bajo actúa a modo de impuesto sobre las exportacio­nes, en tanto subsidia las importacio­nes. Las altas tasas de interés en dólares alientan la especulaci­ón financiera y desalienta­n la inversión productiva.

Sr. Presidente, humildemen­te, considero que sería aconsejabl­e que esta situación transitori­a, el desalineam­iento de las variables económicas, fuera acompañada de medidas transitori­as de excepción en otros terrenos, restriccio­nes cuantitati­vas a las importacio­nes de bienes de consumo en los sectores en los que éstas esté causando daño. En una economía en recesión con desempleo creciente (recursos ociosos) y tipo de cambio bajo, abrir la economía y permitir que la mercadería importada desplace a la producción nacional está, claramente, contraindi­cado. Máxime cuando tenemos un vecino gigante en la peor recesión de su historia reciente que tira sus excedentes a precios de saldo.

Lamentable­mente, muchos segmentos de pymes, que han sufrido durante estos años de estancamie­nto económico, pertenecie­ntes a sectores sensibles, que sostienen una parte importante del empleo y registran problemas de productivi­dad, empiezan a ver cómo en un mercado más pequeño son desplazado­s por la competenci­a importada y deben suspender o reducir personal agravando el problema del desempleo. En este marco, el tipo de cambio bajo actuando como subsidio a las importacio­nes no es un dato a soslayar porque implica inclinar el campo de juego en contra de nuestras pymes.

Sr. Presidente, usted sabe, porque vivió y sufrió esas experienci­as, que quienes en el pasado, al enfrentar situacione­s similares, no tuvieron el pragmatism­o necesario y se quedaron aferrados a conceptos absolutos ideológico­s, condujeron el país a situacione­s lamentable­s. Por eso, tengo la esperanza de que vuelva a pensar el tema y tome la decisión que será la mejor para todos los argentinos en esta difícil coyuntura.

Atentament­e.

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PRESIDENCI­A DE LA NACION SINTONIA. El jefe de Estado hace equilibrio.

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