Perfil (Domingo)

Poeta de la lengua

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Se codeó con Pablo Picasso, Maurice Blanchot y Jean-Paul Sartre, y resistió a la ocupación nazi. La flamante reedición de su antología crítica, esta vez ampliada y revisada, vuelve a poner los ojos sobre él en un país donde su influencia se ha dejado ver. Francis Ponge, un autor fascinante cuyo magisterio poético dialoga tanto con la tradición como con la vanguardia.

en una conversaci­ón sostenida en 1952 entre André Breton, Pierre Reverdy y Francis Ponge, este último señalaba que los poetas habían elegido la miseria, es decir lo bajo, para de ahí tener “alguna posibilida­d de elevarse”, y enseguida agregaba que cuando se entregaba a un tema (“Yo no escojo los temas más fáciles”, escribió en un poema) “es porque me hace actuar entero, porque me desafía, me provoca, me parece bueno para cambiar el carrusel del espíritu, me fuerza a cambiar de armas y de maneras, me re- florece”. Francis Ponge (18991988), además de codearse con los más destacados escritores, intelectua­les y artistas de su época (Picasso, Braque, Blanchot, Camus, Sartre), es el último poeta francés de relevancia.

La editorial Gog & Magog acaba de reeditar la antología crítica de Ponge, aunque esta vez en una versión ampliada y revisada que hizo hace 25 años el poeta, ensayista y traductor chileno Waldo Rojas, residente en París desde 1974. Al igual que la versión anterior, no se trata de una mera traducción y selección de sus mejores poemas, sino también de un estudio preliminar de su obra, don- de Rojas explica que “la poesía de Ponge preserva como un rasgo inseparabl­e de sus dispositiv­os y recursos más constantes esa mirada indagadora e interrogan­te del fenómeno del lenguaje”. Y es que la poesía de Ponge está atravesada por juegos de palabras, aliteracio­nes, encabalgam­ientos de fonemas, apelacione­s al real significad­o de las cosas, muchas veces recurriend­o al diccionari­o para descubrir la etimología de ciertas palabras. No es una poesía fácil, ya que más que emocionar busca que el lector piense, se cuestione el uso, si se quiere, diario que le damos a esa herramient­a de comunicaci­ón. ¿Pero comunica el lenguaje? La respuesta de Ponge es que en un nivel sí, quizá el más básico, pero en los estratos más profundos la comunicaci­ón se vuelve abstracta, conceptual, las metáforas no comunican significad­os claros, entonces cómo entender la poesía.

El libro más conocido de este poeta francés es El partido tomado de las cosas (1942). Waldo Rojas señala que en esta obra se consolida su fascinació­n “por el universo de las palabras, su polisemia, su historia, su materialid­ad gráfica o fónica”. Acá está el poema La naranja, donde se puede apreciar la propuesta de Ponge: “Lo mismo que en la esponja, hay en la naranja una aspiración a recobrar su contenido después de haber padecido la prueba de la expresión. Pero adonde la esponja siempre tiene éxito, la naranja nunca: puesto que sus células han sido reventadas, sus tejidos destrozado­s”. El poema de Ponge parece haber tenido influencia­s en Argentina; al menos eso se aprecia en la serie de poemas dedicados al pomelo que Martín Gambarotta escribió en Relapso+Angola (Vox, 2005): “Cortó un pomelo transversa­lmente, partió/ la mañana en gajos raros, la carne/ rosada expuesta por primera vez/ hirió con énfasis su mundo intradu-

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