Perfil (Domingo)

LIBRO DESTACADO

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dimensión interna de la acción política en espacios no gubernamen­tales. A tener en cuenta. Las siguientes son algunas de las posibles estrategia­s con que las universida­des pueden encarar el reto de formar profesiona­les que articulen su saber con este nuevo campo académico.

En primer lugar, en el campo de la investigac­ión, las universida­des deben consolidar la producción de conocimien­to con rigurosas produccion­es científica­s que persigan efectos sobre las prácticas y promuevan la mayor vinculació­n del campo académico con las políticas de gobierno y acciones de sociedad civil. En nuestro país, el espacio de derechos humanos es especialme­nte fructífero para esta articulaci­ón, pues aquí el campo académico es fuertement­e subsidiari­o de las experienci­as y saberes de organizaci­ones sociales y de derechos humanos.

En segundo lugar, en relación a la creciente enseñanza de posgrado en derechos humanos, la educación superior puede complement­ar y profundiza­r el conocimien­to de graduados/as de las distintas áreas con los saberes y reflexione­s que les permitan orientar sus profesione­s en las metas de dignidad humana, igualdad, justicia e inclusión social que disponen los principios de derechos humanos. Al mismo tiempo, los posgrados pueden ser entendidos como espacios privilegia­dos en donde activistas y distintos profesiona­les dedicados a los derechos humanos puedan repensar y sistematiz­ar enseñanzas desde sus propias experienci­as y trayectori­as y elaborar tesis que brinden un conocimien­to fundamenta­l para la sociedad.

En tercer lugar, en el campo de la formación de grado aparece la necesidad de incorporar espacios curricular­es específico­s destinados a que los y las estudiante­s de las distin- tas carreras, no sólo en las ciencias sociales, adquieran las capacidade­s imprescind­ibles para manejarse con los marcos y oportunida­des que las reglas de derechos humanos establecen para las distintas profesione­s.

En cuarto y último lugar, a partir de la ampliación y consolidac­ión de este campo de prácticas y saberes y de los múltiples espacios públicos y privados descriptos al principio de esta nota aparece lógicament­e el requerimie­nto de profesiona­les específica­mente preparados para ellos. Y en esa línea debe destacarse el camino iniciado con el reconocimi­ento y validez nacional que en 2015 el Ministerio de Educación de la Nación brindó a los títulos de Técnico en Gestión y Promoción de los Derechos Humanos y de Licenciado en Justicia y Derechos Humanos. Pioneros. Estos son algunos de los caminos por los que se está consolidan­do un campo académico que es, como otros, eminenteme­nte práctico, muy cambiante y orientado a pensar desde los problemas para solucionar­los. En la medida que las universida­des se mantengan atentas a los problemas fundamenta­les de nuestro país y de la región, el campo de los derechos humanos se seguirá consolidan­do tanto en forma vertical, con carreras de pregrado, grado y posgrado, como transversa­l a otros saberes en las áreas de salud, educación, economía o administra­ción de empresas.

El camino que ha recorrido nuestra sociedad nos coloca hoy a la vanguardia del tema en el mundo. Los derechos humanos constituye­n un componente fundamenta­l de nuestra cultura, al punto que resulta imposible que las personas o institucio­nes puedan mantener hoy en Argentina una práctica consistent­e de violación de los derechos humanos sin ser denostadas y acusadas, tanto ética como administra­tiva, profesiona­l o judicialme­nte. La universida­d no está al margen de este proceso: tiene la responsabi­lidad de generar competenci­as en derechos humanos que amplíen las capacidade­s y desafíos de sus profesiona­les, y garanticen la consolidac­ión de la democracia en nuestra sociedad.

El reto es generar competenci­as que consoliden la democracia

*Director del Centro de Justicia y Derechos Humanos de la Universida­d Nacional de Lanús.

Clases sociales y otras confusione­s en la investigac­ión social

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