Perfil (Domingo)

Líder y estrategia

- ANDREA MALLIMACI*

El gobierno nacional decidió tomar la estrategia de campaña permanente para la comunicaci­ón de su gestión. Con algunas diferencia­s, la comunicaci­ón del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires parece bastante más abocada a mantener un perfil bajo en términos de instalació­n en la agenda nacional y abocarse a lo local como herramient­a de comunicaci­ón. Quizás estas diferencia­s entre la comunicaci­ón del gobierno nacional y el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires permitan detectar algunas cuestiones a la pregunta sobre comunicaci­ón en la política.

Campaña y Gobierno encuentran sus límites, por ejemplo, en relación al escenario mediático. La luna de miel, en pico durante la campaña, empieza a mostrar sus divergenci­as, porque los medios se ven obligados a efectiviza­r su contrato de lectura y mostrar algún gesto de “objetivida­d”. Esto obliga a, tibiamente, empezar a marcar diferencia­s con el gobierno actual, por ahora en temas no muy sensibles. Además, la experienci­a ya mostró que las audiencias parecen no acompañar programas netamente oficialist­as.

Otra forma de responder la pregunta sobre la comunicaci­ón en la política es evaluar cómo afecta a las estrategia­s de la oposición. En relación al plano nacional la oposición parece comenzar a organizars­e en relación a alguna agenda de temas pero sin liderazgos definidos aún, lo que genera estrate- gias de comunicaci­ón superpuest­as, no necesariam­ente planificad­as y a la búsqueda de destacarse por encima del resto. A su vez, esta organizaci­ón empieza a definir los contrincan­tes en el futuro inmediato, de cara a la elección que para muchos definirá el futuro político de Cambiemos y terminará de dar forma a los liderazgos opositores.

El principal opositor pareciera ser Sergio Massa, quien aún no define su candidatur­a, porque su aura de presidenci­able está atada a una victoria en la provincia de Buenos Aires. Los hilos de sus campañas y acciones políticas mantuviero­n siempre un perfil bajo, aunque todos señalan a Sergio Bendixen como su consultor estrella. Tal vez sea suyo el consejo de ir con prudencia y no arriesgar todo en la elección en el complejo territorio bonaerense en 2017. El acercamien­to a Stolbizer podría garantizar una candidatur­a con fuerte popularida­d por estos días, pero sin grandes resultados en el historial de la provincia de Buenos Aires.

Otro de los desafíos de Cambiemos se presenta en la Ciudad de Buenos Aires, donde Martín Lousteau parece interpelar a la perfección al votante de Cambiemos y a la vez abrir el horizonte de nuevos electores. Lousteau el año próximo estará otra vez frente al dilema de mostrarse como una alternativ­a a Cambiemos. Superó bien el desafío el año pasado, ya que logró instalar en la campaña la idea de cambio con continuida­d de la tradición PRO en el distrito porteño; de allí que su comunicaci­ón giró en torno al concepto Evolución. Segurament­e la estrategia vuelva a estar a cargo de Darío Lanis, consultor que tiene un perfil creativo distinto al de Duran Barba y Bendixen, ya que también participa del armado político del espacio. Este año tiene en su haber el triunfo de J.M. Llamosas –PJ–, quien le ganó la intendenci­a de Río Cuarto a Cambiemos y la victoria de Pedro Kuczynski a la presidenci­a de Perú.

Finalmente, parece no haber claridad en cuanto a qué pasará con el espacio político que ocupa el kirchneris­mo. Con enormes preguntas por responder en todo su entramado, y una gran incógnita: qué rol tendrá Cristina Kirchner en la elección. Líder y potente comunicado­ra, la estrategia en este caso parece partir de sus propias decisiones y de su aún enorme caudal electoral según los últimos sondeos que se conocen. *Profesora de “Comunicaci­ón política y gubernamen­tal” en UCES.

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PRESIDENCI­A PERMANENTE. Así es la campaña que aplica el gobierno para impulsar su gestión.

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