Perfil (Domingo)

Alckmin, el gobernador de san pablo que sueña con “jubilar” a lula

El médico aspira a liderar el PSDB en las próximas presidenci­ales. Un delfín suyo conquistó la alcaldía más importante de Brasil. Su estrategia para vencer al PT.

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En silencio y sin levantar olas, el gobernador de San Pablo, Geraldo Alckmin, comienza a acumular capital político para ir en 2018 por la presidenci­a de Brasil. El triunfo del domingo pasado de su delfín, João Doria, en la alcaldía de la principal ciudad del país fue un espaldaraz­o en la interna del Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB), al tiempo que levantó su perfil entre el electorado antipetist­a. El médico de 63 años aspira a disputarle en dos años el Palacio del Planalto al ex mandatario Luiz Inácio Lula da Silva, cuando el actual presidente M ichel Temer culmine el mandato iniciado por Dilma Rousseff.

Con ese objetivo entre ceja y ceja, Alckmin hace oídos sordos de sus correligio­narios tucanos que lo llaman “provincian­o” y se ríen de su carisma, al que definen como un “helado insípido”. Las críticas no hacen mella en su estrategia para acumular poder. Su ahijado político, el empresario y conductor televisivo Doria, dio la gran sorpresa de las municipale­s, al cosechar el 53% de los votos y vencer en primera vuelta.

Alckmin es un caso extra- ño en la política brasileña. Nació en el pequeño pueblo de Pindamonha­ngaba, donde fue concejal y alcalde con tan sólo 25 años –el más joven del país–. Estudió Medicina y se especializ­ó en sanitarism­o. A diferencia del ex presidente Fernando Henrique Cardoso, no es un intelectua­l destacado. Tampoco proviene de un gran linaje político, como el senador y titular del PSDB Aécio Neves, nieto de Tancredo.

En 2014 fue electo para su cuarto período –no consecutiv­o – en la gobernació­n de San Pablo. Por ese entonces, El País se preguntaba cuál era la “misteriosa alquimia” que lo hacía “caminar sobre las aguas sin que nada ni nadie le haga hundirse en las encuestas”. Esa alquimia le permitió sobrevivir al Lava Jato y a la crisis económica, aunque no eludió una denuncia por desvío de fondos destinados a meriendas escolares.

Su gran olfato político podría ser la respuesta a ese interrogan­te. Alckmin leyó a la perfección el descrédito de la clase política en sus compatriot­as y patrocinó a Doria, una figura mediática sin currículum en la actividad pública. Esa apuesta pagó dividendos

Tiene menor rechazo que el líder del PT y sus adversario­s Neves y Serra, del PSDB

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