El desafío de terminar con el “populismo educativo”
Argentina tiene una alta tasa de universitarios y un bajo nivel de egresados. El objetivo es democratizar el sistema, priorizando la calidad académica y las demandas de los alumnos.
Si algo caracteriza nuestro sistema universitario, es su principio democrático. Esto no está en discusión: el ingreso es cuestión de derecho más que de mérito o esfuerzo. Así, todo aspirante tendrá asegurado un lugar en la universidad pública de su elección. Sin control, sea por la no existencia de exámenes de finalización de secundario o de una prueba de selección universitaria, 42 de cada mil habitantes transitan alguna de nuestras 133 instituciones (65 de ellas, privadas). En comparación con los grandes sistemas de A mérica Latina, Argentina precede a México, Chile y Brasil, que cuentan con 36, 33 y 15 alumnos por mil, respectivamente. Hasta aquí, las cosas parecieran no estar tan mal. Comparaciones. Sin embargo, producto de la permisividad del sistema, casi la mitad de los estudiantes inscriptos en universidades nacionales finalizan el año sin aprobar materias o sólo haciéndolo en una ocasión.
De esta manera, la uni- versidad es tomada como un espacio en el cual el pertenecer, independientemente del resultado, pareciera tener un prestigio similar al del alumno exitoso, aquél que se esfuerza. No es de extrañar, entonces, que el país gradúe por año 2,4 profesionales por cada mil habitantes. Mientras tanto, Chile gradúa 3,1 y México 3,2. Brasil, a pesar de tener una cantidad muy baja de alumnos universitarios, cada año gradúa 2,2 profesionales por cada mil personas. Un número similar al nuestro.
Podrá argumentarse que la calidad de nuestros graduados es mejor que la de nuestros vecinos y por lo tanto, si bien las cifras son preocupantes, la situación no pareciera ser tan dramática. Bastaría ajustar algunos mecanismos para aumentar la cantidad de graduados. Pero, no permitamos que la fe se anteponga a la realidad. No contamos con ningún tipo de evidencia que demuestre dicha aseveración.
Al observar el rendimiento de nuestros alumnos de 15 años en ciencias, matemática