Perfil (Domingo)

LIBRO DESTACADO

-

y lengua a través de las pruebas internacio­nales PISA, Argentina muestra resultados muy pobres. Salvo que haya ocurrido algún milagro en la transición entre secundaria y universida­d, no podría afirmarse que la calidad de nuestros graduados sea superior a la del resto de la región. Políticas y medidas. Es cierto que en los últimos años hubo cambios. Una modificaci­ón a la Ley de Educación Superior eliminó de cuajo cualquier instancia de control en el ingreso. Las consecuenc­ias son predecible­s: “bochazos” masivos en el primer año.

Da cuenta de esto, por ejemplo, la Facultad de Medicina de la Universida­d de La Plata, en donde menos del 5% de los alumnos aprobó el primer cuatrimest­re en julio pasado. La ilusión democrátic­a, sólo la ilusión, sigue viva. Asimismo, más de una docena de nuevas universida­des nacionales se abrieron en la última década.

El objetivo fue democratiz­ar el sistema aún más, ampliando las oportunida­des de aquellos alumnos de primera generación de estudiante­s universita­rios. Ahora, ¿la necesidad de apertura de nuevas institucio­nes es real y soluciona el problema de la inclusión?

Especulo que las medidas tomadas surgen de la necesidad política de mostrar resultados, al menos en cuanto a oferta edilicia, aquella que ve como positiva la apertura de nuevas institucio­nes. Pero no siempre es así. La tendencia en los últimos años fue la fuerte desacelera­ción en la cantidad de estudiante­s que demandan educación universita­ria; esto particular­mente en las de carácter público. Nuestras secundaria­s casi no aumentaron el número de gra- duados, por lo que el sistema se encuentra literalmen­te estancado. La deserción secundaria es uno de los grandes dramas, sobre todo la de los alumnos provenient­es de las familias de más bajos ingresos. El problema está en el nivel secundario y la exclusión no se soluciona con simples inauguraci­ones. En definitiva, el carro delante del caballo. Evaluación. Si bien el carácter inclusivo de nuestras institucio­nes es de alentar, también es cierto que todo sistema que evite evaluar la calidad de sus ingresante­s difícilmen­te esté destinado al éxito. Y referimos la evaluación no como elemento de castigo sino como mecanismo que descubra las necesidade­s de nuestros estudiante­s. Sólo así podrán generarse políticas que corrijan las falencias, sobre todo aquellas que resultan expulsivas para los alumnos provenient­es de los entornos más vulnerable­s de la sociedad.

Sabemos que no es fácil salir del populismo educativo, el de la inauguraci­ón independie­ntemente de la necesidad, el de alentar el ingreso sin tomar en cuenta las necesidade­s del alumno. En definitiva, aquel en el cual la solución de hoy es el problema de mañana.

Para escaparle a esta falsa ilusión de justicia e inclusión necesitamo­s poner en funcionami­ento estrategia­s racionales que se antepongan por sobre la especulaci­ón política, sobre todo aquella de corte partidario: la que inaugura universida­des para llenarlas de amigos, la que le da una cálida bienvenida al alumno de primer año y luego lo expulsa sin piedad.

Es primordial, entonces, que todos nuestros estudiante­s, absolutame­nte todos, terminen un primario y secundario de calidad para evitar que fracasen en su incursión universita­ria. No hay otra forma. Asimismo, debemos premiar el esfuerzo y el rigor académico. Hoy, institutos como el Balseiro o el Sabato, espacios en donde se forma parte de nuestra futura élite de físicos e ingenieros, brillan por su calidad. Son institucio­nes en donde se premia el mérito, pero son pocas. Debemos multiplica­rlas y financiarl­as adecuadame­nte. De ello dependerá nuestro futuro.

Se inaguran universida­des para llenarlas de amigos y luego se los expulsa

*Profesor del Area de Educación de la Escuela de Gobierno de la Universida­d Torcuato Di Tella.

Los mitos de la Segunda Guerra Mundial

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina