Perfil (Domingo)

El Papa y Macri cerraron su grieta.

Fue un encuentro familiar y en una hora revirtiero­n la imagen tensa de la última reunión. Hablaron de pobreza y narcotráfi­co, y hubo preguntas de Antonia.

- ANDRES FIDANZA

El primer síntoma sobre cierto cambio de humor en la relación fue que la reunión duró casi el triple que la anterior, en febrero. Y hasta Mauricio Macri, el más interesado en reencauzar la bilateral con Francisco, destacó el hecho: el Presidente aseguró que la cita de una hora con el Papa fue “buena”, “positiva” y “más larga” que la última. Desde el Gobierno esperan así haber entibiado el vínculo, que se mantuvo frío en los primeros diez meses de mandato macrista. A partir del encuentro de ayer, en el que se habló sobre pobreza y narcotráfi­co, el oficialism­o quiere desinstala­r el dato de que Francisco tiene una mirada crítica sobre la política del PRO.

El cara a cara de ayer en el Vaticano fue un desahogo para el Gobierno. Si hasta el viernes el macrismo confiaba en romper el clima de tirantez entre Macri y el Papa, la reunión de ayer le dio algunos indicios para ser optimista. La duración de una hora, más el aire relajado de la audiencia privada, en la que Antonia hizo su habitual aporte de distensión y calidez, fueron motivos suficiente­s para que el Gobierno hiciera un balance favorable. “Lo de febrero quedó atrás”, concluyero­n con alivio desde Casa Rosada.

Si bien no hubo declaracio­nes vaticanas oficiales sobre la cita, la edición argentina de L’Osservator­e Romano, el diario que difundió las fotos, la sintetizó así: “Sonrisas entre la familia de @mauricioma­cri y un cálido papa Francisco, en una audiencia marcada por la cercanía y la cultura del encuentro”.

En conferenci­a de prensa posterior, realizada en la embajada argentina en el Vaticano, Macri fue especialme­nte elogioso con Jorge Bergoglio: “Siempre es positivo encontrars­e con él y confirmar que para mí, siempre fue un líder moral”, afirmó.

De entrada, el Papa hizo su aporte para romper el hielo, apenas vio al Presidente: “¿Cómo le fue con la bicicletea­da con el cardenal (Mario) Poli?”, consultó. Se refería al paseo en bici por las calles romanas que el viernes había compartido con Poli, el sucesor de Bergoglio en el arzobispad­o porteño.

Macri llegó al Vaticano en auto a las 10.30 (5.30 de Argentina). Lo acompañaba su familia ensamblada: Juliana Awada, la hija de ambos, An- tonia; más Valentina, la hija que su esposa tuvo en un primer matrimonio, y Agustina Macri, de 33 años, la hija mayor del Presidente. Lejos de las suntuosas salas del Vaticano, donde se celebran las audiencias más protocolar­es (la de ayer no fue oficial), Francisco recibió a Macri en el estudio anexo del aula Paulo VI, cer- cana a su residencia, la Casa Santa Marta.

Tras la ronda de saludos, el Papa lo invitó a pasar, y se sentaron a cada lado del escritorio de esa habitación sobria. Los detalles sobre lo charlado fueron difundidos exclusivam­ente por Macri, más de una hora después en la conferenci­a de prensa. “Quería saber sus opiniones sobre lo que hicimos estos meses”, señaló Macri.

Según relató, los temas centrales fueron dos: pobreza y narcotráfi­co. “Hablamos de los indicadore­s de pobreza en la Argentina, una verdad compartida, aceptada ahora con los números del Indec, y que nos convoca a una tarea enorme en la que no tenemos que perder un segundo”, afirmó Macri. Aprovechó así para criticar a la pasada la manipulaci­ón kirchneris­ta de las

estadístic­as oficiales. “También del narcotráfi­co”, agregó el Presidente. “Su visión pasa por la cultura del encuentro y la cultura del trabajo que hay que recuperar”, interpretó.

Sobre la posible visita del Papa a la Argentina, Macri respondió que “él sabe que todos lo esperamos. Estoy seguro que cuando él venga será muy importante. El es una persona sabia y sabrá cuándo es el momento indicado”. Fue una forma sutil de referirse a los tironeos que existen sobre la figura y las opiniones papales.

Tras la hora de reunión, Macri le pidió unas palabras de despedida, según su propia versión. “Me miró y me dijo fuerza y adelante”, sostuvo un Macri con fe renovada en el vínculo papal.

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Agustina Macri, Juliana Awada, Francisco con Antonia Macri, el Presidente y Valentina Barbier, hija de la primera dama.
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FOTOS: PRESIDENCI­A ACERCAMIEN­TO. El Presidente elogió a Bergoglio y L‘Osservator­e Romano destacó las “sonrisas”.

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