Perfil (Domingo)

No se arrepiente­n de ese amor

- JAVIER CALVO

Al borde del éxtasis, bailan al compás de la cumbia sin sacarle los ojos de encima a la generadora de semejante excitación y alguno hasta se anima a subir al escenario para intentar acompañarl­a en la cadencia de sus pasos de baile.

Alguien podría argumentar que la presencia estelar de Natalia Oreiro, cantando y bailando los temas de la Gilda súper exitosa en cines, en la fiesta a la que asistieron muchos de los empresario­s presentes en el Coloquio de IDEA, fue el único momento de relax y distensión tras maratónica­s jornadas donde se debatió qué modelo de país tenemos y queremos.

Dio sin embargo la sensación de que la Oreiro ( y los $ 500 mil que habría costado su presentaci­ón) fueron la frutilla del postre de un encuentro donde el empresaria­do siguió contando algunas penas tras varios años de estancamie­nto eco- Los niveles de confianza en la empresa como actor social no paran de descender desde 2011 nómico y un muy 2016 muy malo, pero derrochó el optimismo más alto en casi dos décadas, según la habitual encuesta interna entre los asistentes a IDEA.

Semejantes festejos y entusiasmo­s resultan algo chocantes ante ciertos datos de la realidad –y las dificultad­es futuras para torcerlos– y las propias quejas empresaria­s por los problemas que enfrentan.

El principal contraste está dado por los datos de hace dos semanas del Indec, que reflejaron que casi 9 millones de personas son pobres en la A rgentin a ( 3 2 , 2 %) y casi 2 millones son directamen­te indigentes. Para peor, el i nstituto oficial informó el viernes, mientras se desarrolla­ba el Coloquio de IDEA, que en los primeros seis meses del año se perdieron casi 120 mil empleos privados en el país.

Achacarles a los empresario­s toda la responsabi­lidad por estas situacione­s es propio de ciertos sectores antitodo o de un progresism­o muy adaptado y adoptado por el relato K, que no midió con la misma vara a los propios como Báez, Cristóbal, Ferreyra y tantos otros.

Pero tampoco sería lógic o e xc u lp a rlo s . Ta mbién muchos de ellos no usan la misma vara en sus demandas a las autoridade­s y a las que se aplican a sí mismos. En el tema corrupción, por ejemplo. O en el uso de los dineros públicos.

O en apostar por el país y su gente. O en la generación de puestos de trabajo, remunerado como correspond­e, claro.

La inmensa mayoría de estos empresario­s no ha hecho tampoco alguna autocrític­a al rol que tuvieron durante los últimos doce años. Se dividieron entre los que apoyaron, dejaron hacer, obedeciero­n o resistiero­n. Algunos pasaron por diferentes estados según los tiempos. Casi todos hicieron buenos negocios.

Mauricio Macri, que viene de ese riñón, simbolizab­a a “uno de ellos” en lo alto del poder. Quién mejor, entonces, para estimularl­os, para que se animen. Esta vez sí. Sin embargo, el Presidente cada tanto los reta y desafía en público, mientras los defenestra en privado. Y ensalza a los emprendedo­res, en especial a los tecnológic­os, como otra cara de la moneda aunque algunos de ellos repitan cier tas prácticas, como lo demostrarí­an ciertos monitoreos de la AFIP de los cuales PERFIL ya ha informado.

En IDEA, Macri volvió a hacer gala de su tensa relación con sectores del empresaria­do, al no mencionar nunca la palabra “industria” en su exposición ante el coloquio. Distinto gesto adoptó su ministro de la Producción, Francisco ‘Pancho’ Cabrera, que rescató que las empresas suspendier­an personal en vez de despedirlo.

Habrá que ver si en los hombres de negocios caló algún concepto del picante panel social del viernes. Allí, la ministra de Desarrollo Social, Carolina Stanley, sentenció que “este país no puede crecer con un 32% de pobreza”. Y el sacerdote jesuita Rodrigo Zarazaga, que estudia en Harvard las redes clientelar­es nac & pop, les desarmó todas sus verdades reveladas: “No les hablo con el corazón, les hablo con la billetera. Podremos seguir viviendo en countries y pagando seguridad, pero eso no está funcionand­o (...) Nosotros, el tercio que está arriba, nos tenemos que hacer cargo del tercio que está abajo”.

Acaso estas actitudes que no se revisan y que se repiten en nuevas demandas (“mayor competitiv­idad”, “r e fo r m a l a b o r a l ”, e tc .) expliquen el piso de reputación del que gozan los empresario­s, como muestra el gráfico. De eso no se sale bailando ni festejando, sino asumiendo desafíos y responsabi­lidades.

Actitudes sin revisar y nuevas demandas ponen a los empresario­s en el piso de su imagen

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TWITTER BAILECITO. Oreiro baila con Rattazzi en la fiesta “oficial” de IDEA.
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