Perfil (Domingo)

Un mito que se despedaza

- PABLO COHEN*

En Uruguay, un país austero, laico y republican­o, es comprensib­le que José Mujica sea referente moral de buena parte de la población. Y en un universo posmoderno, huérfano de líderes y repleto de prebendas, también es comprensib­le que un hombre con tamaño desapego por los bienes de este mundo tenga estatus de rock star.

Marcelo Birmajer ha apuntado que a Mujica “lo aplauden porque tiene pinta de pobre, porque tiene un perro con tres patas, porque no tiene la menor relevancia en el mundo”. Tras desgranar su pasado por la guerrilla, Birmajer ha opinado: “Mujica es como esos cuadros impresioni­stas que nadie entiende pero todos elogian”.

Repiten este concepto personas de buena fe sorprendid­as por los tics efectistas del personaje, pero deseosas de saber por qué tanta gente lo apoya con fervor. La realidad es más sencilla: si bien en el mundo, particular­mente en Europa continenta­l, a Mujica se le presta una atención central como fenómeno y lateral como estadista, lo que lleva a que el folclore, el marketing y el esnobismo se impongan en toda la línea, en el Río de la Plata pocos de quienes lo aplauden no lo entienden.

Más bien, comprenden perfectame­nte que fue guerriller­o, aunque le dan otra oportunida­d. Comprenden que no tiene ninguna relevancia su pasado en cuanto factor de toma de conciencia, es decir que, así como el ex tupamaro Henry Engler es hoy uno de los neuro- científico­s más destacados del mundo, Mujica es el mismo de siempre, más liviano que profundo, más irresponsa­ble que dogmático, más mediocre que brillante.

Entienden, también, que a Mujica no le gusta nada la cultura del trabajo, que desprecia el consumo y la meritocrac­ia y que su grupo político ha hecho un culto del resentimie­nto social pese a que la mayoría de sus miembros proviene de un hogar acomodado cuando no directamen­te aristocrát­ico, lo que transforma las batallas entre Mujica y Vázquez, o entre el presidente y la violenta esposa de Mujica, Lucía To- polansky Saavedra, en un espectácul­o abominable.

Un espectácul­o donde quienes nunca votaron al actual mandatario por lo menos reconocen en él a un hombre de origen humilde que se superó notablemen­te, que pasó por la educación pública, se recibió de médico, se convirtió en catedrátic­o y fue el primer líder de izquierda de la historia uruguaya en alcanzar la presidenci­a, méritos que carga vistiéndos­e como un ser humano normal, hablando tranquilam­ente con los medios y distinguie­ndo el pobrismo subdesarro­llado tupamaro del progresism­o socialdemó­crata al que adhiere.

Pero no sólo en estas diferencia­s se ven con mayor nitidez las miserias del “Pepe”, cuyos defectos se han agigantado a medida que ha crecido su lejanía del poder y su fascinació­n por los flashes. Las vemos cuando comprobamo­s cuánta razón tuvo Luis Alberto Lacalle cuando afirmó que “Mujica es el hombre que menos se ha dado cuenta de lo que quiere decir ser presidente”.

Ahora que proclama su rechazo al libre comercio entre Uruguay y Chile, su amor tardío por el eje bolivarian­o y su desprecio por las “repúblicas bananeras” que, afirma, “parecen” Brasil y Argentina; ahora que no puede disimular que Vázquez no fue condescend­iente sino inquebrant­able con el kirchneris­mo –y además se encargó de destruir jurídicame­nte la industria del tabaco–, Mujica luce como un fallido aspirante a revolucion­ario. Y Jorge Zabalza, su ex compañero de guerrilla, le aclara a quien quiera escucharlo que él nunca lo votó porque “hubiera sido un irresponsa­ble” conociéndo­lo como lo conoce.

Antes que Zabalza, el gran pensador uruguayo Carlos Maggi había dicho: “Creo que lo ideal sería que Mujica fuera rey y que tuviera un gran primer ministro”. Después de haber leído el modo en que el semanario Búsqueda tituló su última charla con este apologista de la marihuana, no queda más que darle la razón: “Mujica dice que lo critican porque tienen ‘temor’ de que vuelva a ser candidato”. *Escritor y periodista.

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CEDOC PERFIL EL MISMO DE SIEMPRE. Mujica, referente moral para buena parte de la población.

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