En busca del placer y sin pensar en los costos
Una vez más el sexo sube a escena y se instala en la cartelera porteña para sumar otra obra que hable sobre la vida de pareja, pero sin aportar nada distinto. Deseo es el drama escrito por el español Miguel del Arco (dramaturgo, guionista, director de escena y actor español nacido en 1965) estrenado en 2013 en Madrid y que se mantiene hasta hoy en cartel, dirigido este año en Buenos Aires por Alejandra Ciurlanti con producción de Traspunte Producciones, de Fabián Stratas y Hernán Zayas.
Ana (Julieta Ortega), una mujer de 40 años casada desde hace diez con Manuel (Juan Gil Navarro), disfruta de los relatos sexuales que le hace Paula (Moro Anghileri), una amiga del gimnasio. Empujadas ambas por el vértigo del deseo, deciden llevar a cabo un experimento en la casa de fin de semana de Ana y su marido, quien será objeto del mismo junto a su amigo Teo (A lejandro Paker). Las actuaciones de los cuatro son lo verdaderamente bueno de toda la obra; siempre es un lujo ver talento y buenas interpretaciones. Por un lado, Julieta Ortega cumple con las expectativas y Juan Gil Navarro logra una óptima construcción de un personaje que está lleno de matices. Alejandro Paker tiene al público acostumbrado al deleite y Moro Anghileri se luce como una revelación. Sin embargo, la pieza deja cierto sabor a nada. El guión se convierte en una sucesión de lugares comunes y el final parece forzado.
La puesta en escena no tiene mucho para destacar. La escenografía de Alberto Negrín es sofisticada pero resulta muy teatralizada y poco funcional en la recreación de los ambientes. El vestuario de Mónica Toschi es acertado y realiza un buen juego entre significado y significante dejando entrever la personalidad de los personajes; la lujuria, el deseo, la traición, la hipocresía y más. Cabe destacar el buen diseño y manejo de la musicalización en manos de Elvio Gómez, un punto en el cual la mayoría de las piezas teatrales suelen flaquear y ésta acierta.
Deseo es una obra que se califica a sí misma como una invitación a encontrarse con uno mismo y a preguntarse hasta dónde uno está dispuesto a ir para satisfacer los más recónditos anhelos y dejar la moral a un lado. Y algo de eso hay; pero en un tono grotesco y lleno de clichés. Si el objetivo es ir a ver una obra para pasar el rato y disfrutar de buenas actuaciones, Deseo es el plan adecuado.