El Papa hace equilibrio entre el chavismo y la iglesia
Al intervenir en las gestiones para que se concrete una mesa de diálogo entre el gobierno y la oposición en Venezuela, el papa Francisco procuró que la participación del Vaticano no quede asociada a ninguna de las partes en conflicto. Aunque aún no está claro si el involucramiento de la Santa Sede servirá para destrabar las negociaciones, el Pontífice movió varias fichas en simultáneo que parecen dirigidas a conformar al mismo tiempo a varios actores en disputa.
Tal como informó este diario en agosto, el gobierno de Nicolás Maduro demoró durante meses la solicitud formal de intervención al Papa porque temía que la mediación quedara bajo la influencia de la Conferencia Episcopal Venezolana (CEV), cuyos jerarcas están abiertamente enfrentados con el Poder Ejecutivo. “El representante vaticano debe ser alguien neutral y enviado desde Roma”, explicaron entonces desde la diplomacia venezolana.
Francisco saldó esa preocupación al designar como su enviado a Venezuela a monseñor Emil Paul Tscherrig, nuncio apostólico en la Argentina, un diplomático de carrera y ajeno a los vaivenes internos de la política venezolana. Tscherrig estuvo el pasado lunes en Caracas, desde donde lanzó la convocatoria al diálogo, y luego regresó a Buenos Aires.
Sin embargo, dos semanas antes de recibir a Maduro en el Vaticano, el Papa jugó una carta en sentido opuesto: anunció la consagración como nuevo cardenal del obispo venezolano Baltazar Porras, un firme promotor del referéndum revocatorio contra Maduro que en el pasado llegó a comparar a Hugo Chávez con Adolf Hitler. Tras el anuncio papal, Porras dijo que su propia unción es “un llamado al entendimiento entre los venezolanos”. Además, se reunió con voceros de la opositora Mesa de la Unidad Democrática y recordó que la CEV es partidaria del revocatorio.
El ascenso de Porras coincidió con la elección de otro venezolano, el padre Arturo Sosa Abacal, como Superior General de los jesuitas. Más importante aún, la inclusión de Porras en el colegio cardenalicio quitará protagonismo al único venezolano que integraba hasta ahora ese cuerpo: el arzobispo de Caracas, Jorge Urosa, otro acérrimo detractor del chavismo. Aunque con un matiz: Urosa también es crítico del Papa. Fue uno de los pocos cardenales que firmaron una carta de rechazo contra las reformas impulsadas por Francisco en el último sínodo para la familia en Roma. Ahora, Urosa no sólo quedó marginado de la mesa de diálogo en su propio país sino que además deberá compartir cartel con el ascendente Porras. En el tejido papal, no hay puntada sin hilo.