Cada vez hay más mujeres que se forman y trabajan de patovicas y guardaespaldas
Ya son el 20% del personal de seguridad que controla estadios y boliches o trabaja como custodia. Las prefieren porque son detallistas, discretas y con más capacidad de observación.
En la puerta de un boliche en Costanera, Jacqueline corrige su rouge mientras Fanny se acomoda el flequillo. Al verlas, parece que bailarán toda la noche, pero no: cuando se abran las puertas, deberán reducir a hombres del doble de su peso, hacer cacheos y, si hay algún incidente, hasta detener peleas. Como ellas, y en todo el mundo, patovicas, guardaespaldas y escoltas mujeres ganan espacio en un rubro que naturalmente se asocia al universo masculino.
La más famosa es Shu Xin, una veinteañera a cargo de la seguridad del primer ministro italiano Matteo Renzi en la última cumbre del G20 en Hangzhou, China. Aclamada como “la guardaespaldas más linda del Ejército Popular de Liberación”, a Xin llegaron hasta a pedirle matrimonio vía redes sociales.
Desde Donald Trump y la duquesa de Cambridge, Kate Middleton, hasta jeques árabes y millona- rios rusos y japoneses son conocidos por preferir personal de seguridad femenino.
La tendencia se repite alrededor del país y hay cada vez más mujeres en puestos de seguridad en boliches y shows. “Hace diez años, no encontrabas una sola controladora, pero hoy, la necesidad de intervención de la mujer en el trato con otras mujeres, como una situación de cacheo, las demanda cada vez más. Representan a un 20% de la fuerza de trabajo actual”, asegura Horacio Quiroga, director del Instituto Argentino de Seguridad Integral, un centro de preparación de controladores. Primeros auxilios, comunicación y resolución de conflictos, derecho y hasta simulación de catástrofes y traslados no violentos son sólo algunas de las materias del curso de 70 horas con el que se preparan y que se dicta tanto en institutos particulares y como en entes públicos. Y el año que viene se convertirá en una carrera universitaria, con un curso de tres años que dará la Universidad Nacional de Avellaneda (ver aparte). “Las mujeres son más detallistas y observadoras, lo que para este tipo de trabajo es sumamente útil. Responden al entrenamiento igual e incluso mejor que un hombre y sus habilidades físicas son las mismas. Y son más calcula- doras y resilientes”; asegura Diego Angeles, presidente de la Organización de Formaciones en Sistemas Israelíes y uno de los más reconocidos preparadores de guardaespaldas del país con cursos de 90 horas que incluyen desde conducción antisecuestro de automóviles hasta tiro defensivo.
“Aprovechamos que el estereotipo de guardaespalda sea el del hombre que usa traje negro y anteojos de sol: uno ve