Los acusan por asesinar a una nena y su mamá a martillazos
el caso
Laura López tenía 27 años y su hija, Mía Valenzuela, 4. Ambas fueron asesinadas a puñaladas y martillazos durante un robo en su casa de La Lagunita, un barrio humilde de la zona oeste Rosario, el 20 de enero de 2013. Román, el hijo mayor de Laura, en ese momento de 7 años, sobrevivió escondiéndose debajo de la cama. Los homicidas, un joven de 20 años y otro de 29 que vivían a poca distancia de las víctimas, sólo se llevaron un DVD y una PlayStation. El niño es el principal testigo del juicio que comenzará mañana.
“Los vimos convertirse de niños a delincuentes y de delincuentes a asesinos atroces”, asegura Cristina Ojeda, madre de Laura y abuela de Mía, quien habló con PERFIL a horas del inicio del debate. El camino hasta esta instancia no fue fácil para Ojeda: Joni, el autor principal de los asesinatos, se fugó de la comisaría en marzo de 2014. En ese momento, la mujer decidió dejar su trabajo y acampar frente a Tribunales hasta que el acusado fue recapturado.
“Les pido a los jueces una condena ejemplar por la gravedad del crimen”, dijo en una charla telefónica con este diario. “Antes de esto, yo era una mujer. Hoy soy otra. A la que era la enterré con mi hija y mi nieta. Uno va juntando los pedazos, pero me sacaron todo. Mi nieto también está pasando por un proceso similar”, señaló. Pese a que los hombres que serán juzgados fueron sus vecinos, Ojeda asevera: “No tengo miedo. Nunca lo tuve. Ya no tengo nada que perder”. Laura era su única hija.
“Ellos entraron con la intención de robar, pasados de droga, después de un cumpleaños de 15. Sabían que Laura vivía sola con sus dos hijitos, que eran vulnerables. Creo que entraron a matar porque llevaron un martillo. Estaba planeado. A Mía la mataron porque lo reconoció a Joni. Le dijo: ‘No le pegues a mi mamá”. Entonces, le dieron un martillazo en la cabeza que
El doble crimen ocurrió el 20 de enero de 2013 en la zona oeste de Rosario.
Laura López, de 27 años, y Mía Valenzuela, de 4, fueron atacadas a puñaladas y martillazos durante un robo.
Román, el hijo mayor de Laura, sobrevivió al ataque escondiéndose debajo de la cama.
Los sospechosos habrían decidido asesinar a sus víctimas cuando la nena los reconoció.
Los acusados, que serán juzgados a partir de mañana, eran vecinos. Podrían ser condenados a prisión perpetua. la mató. A mi hija la revolcaron por toda la casa. La apuñalaron, golpearon y dieron martillazos. Luchó con todas sus fuerzas para salvar a sus hijos. La desfiguraron”.
El crimen es un paradigma de la situación de violencia que atraviesa Rosario, en relación con el drama de consumo de drogas y la delincuencia. “Los vimos crecer”, dice Ojeda sobre los asesinos. “Primero entraron a la droga, después comenzaron a robar a los vecinos del barrio para comprar droga. Entraron a la casa de mi hija y las mataron para conseguir plata para seguir comprando droga”, resumió la mujer.