Perfil (Domingo)

“puse muchas esperanzas en francisco”

Krzysztof Charamsa dice que el Papa tenía el poder de ir contra la homofobia pero no lo hizo. Confiesa que recibe mensajes de sacerdotes que no se animan a contar su verdad. “Siento que otros me envidian”, asevera.

- AGUSTIN GALLARDO

“Me siento como todo homosexual cuando sale del closet y empieza a disfrutar de la vida”. Desde Barcelona la sonrisa de Krzysztof Charamsa, que se refleja a través de una pantalla vía Skype, es tan grande que parece no entrar en su rostro. Pasó un año exactament­e desde que este cura decidió confesar que era gay y presentó a su pareja un día antes que comience el Sínodo de la Familia.

Charamsa viste camisa azul al cuerpo. Cambió sus anteriores lentes por unos más modernos de marco naranja. Desde la oficina que tiene en su casa, confiesa a PERFIL que siente que no dejó de ser cura. “Por derecho canónico tengo prohibido ejercer el ministerio, –explica–. Hoy trabajo con la gente de una nueva forma que es comunicand­o, escribiend­o, dando conferenci­as. Realizo mi sacerdocio de otra forma. Para la Iglesia, claro, soy un cura en exilio”.

Hace un año, Charamsa se definía a este diario como “un desocupado”. Este presente lo encuentra sobrepasad­o de trabajo, escribiend­o ocho horas diarias frente a su computador­a, ya sea llevando a cabo su misión o haciendo traduccion­es de libros (habla cinco idiomas). Acaba de publicar en Italia y Portugal La primera piedra. “Es una novela con elementos autobiográ­ficos que empieza con una historia personal, pero que quiere comunicar algo universal. Este libro no es sólo para los gays, sino para todas las personas que quieren confrontar­se con la humanidad. En el fondo de todo está la persona humana, es lo que importa en la vida”, dice este hombre, quien hasta hace unos meses tenía una columna radial donde hablaba sobre los pecados. Charamsa suelta entre risas: “¡Un tema fantástico para el verano!”.

—¿Se siente todavía un predicador?

—Me siento llamado a contar lo que fue mi sufrimient­o en la Iglesia, y el de los que son discrimina­dos dentro de ella. En este tiempo me di cuenta de que yo, estando dentro, trabajaba para la discrimina­ción.

—¿Qué piensa de la posición de Francisco frente a los gays?

—Tal vez puse muchas esperanzas en él. El Papa volvió a defender este sistema del Vaticano que lo ha acogido. El tiene un gran poder en la Iglesia Católica, un poder de gobierno para lanzar una reforma. Mi esperanza fue que el Papa podía ir contra la posición homofóbica de la Iglesia, que podría ser un profeta y hacer despertar a la Iglesia.

Krzysztof Charamsa tiene 44 años y es polaco.

Durante 17 años estuvo residiendo en Roma. En 2003 fue oficial de la Congregaci­ón para la Doctrina de la Fe.

En octubre del año pasado fue expulsado del Vaticano al contar que era gay un día antes del Sínodo de la Familia en donde se debatía la homosexual­idad. En abril de este año terminó el Sínodo y en su documento no tuvo fuerza para exigir un estudio serio sobre el tema, no tuvo fuerza él en su papel para decir “yo no participo en todo esto”. Lanzó un mensaje que estigmatiz­a. —Me falta un ministerio institucio­nal con la gente, celebrar la misa cada día. Pero estoy muy feliz porque continúo con mi trabajo de otra forma.

—¿Recibió algún mensaje

El cura confiesa que si bien admira al Papa, dice que no cumplió su misión de hacer despertar a la Iglesia. “No tuvo fuerza para exigir un estudio serio sobre los gays”, explica.

— La Iglesia fomenta esa cuestión de buscar a los que se pierden. En primer lugar tengo que decir que no me perdí, sino que me encontré. Y estoy feliz. En segundo, nadie vino a decirme nada, la puerta fue cerrada.

—¿Cómo es su vida ahora con su pareja Eduard?

—Vivimos la normalidad de cada día, cosa que antes no podía hacer. Un cura está fuera del mundo normal. Vamos al cine, a comer afuera y nos encanta ver obras de arte y museos. Eduard es la persona con la que quiero pasar cada momento. El es además mi mánager y organiza mi agenda, viajes, conferenci­as. ¡Es insustitui­ble!

—¿Tiene planeado casarse?

—Esa es una pregunta para ambos. Me gustaría. Acá (en barcelona) desde hace dos años está legalizado el matrimonio igualitari­o pero el problema es que soy polaco y para casarme tengo que tener un permiso del Estado libre de Polonia. Tengo que esperar a que mi país deje de ser homofóbico.

—¿Qué le dice la gente en la calle y su familia en Polonia?

—Me felicitan. Mi familia me ha dado un apoyo que yo deseo tenga cada homosexual que va a salir del closet. Ellos allá sufren rechazo y estigmatiz­ación: son los familiares de este pervertido y enfermo.

QUiEn ES

—¿Se han acercado curas en su misma situación?

—Sí, me escriben y hablan desde varios continente­s y la sensación es como asistir a un gran sufrimient­o y martirio. Creo que muchos están como en una prisión y siento que otros me envidian ahora. Ellos no salen del closet no sólo por temor a perder el trabajo, sino también su buen nombre.

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COQUETO. Charamsa cambió Roma por Barcelona. Dejó los hábitos y ahora viste a la moda.

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