Vidal: “El Servicio Penitenciario se autogobernó”
La triple fuga de los hermanos Lanatta y Víctor Schillaci (“para hacer caer a Vidal”, como sugirió el mismo Martín Lanatta) es el símbolo en la opinión pública de una de las situaciones más complejas en materia de seguridad en la provincia de Buenos Aires: la situación endeble y la falta de respeto a los derechos humanos en las cárceles de la Provincia. Como dijo la misma gobernadora: “Cuatro de cada diez presos reinciden”; ése es el fondo que hace eco en cada una de las situaciones que pasan en las cárceles bonaerenses.
Esta semana, la gobernadora y su ministro de Justicia, Gustavo Ferrari, descabezaron a la cúpula del Servicio Penitenciario. El ex jefe Fernando Díaz estaba acusado de administración fraudulenta y había sido designado por la propia gobernadora a fines de diciembre pasado
Las acusaciones sobre los miembros del Servicio Penitenciario son múltiples: al tema de administración fradulenta con respecto a la comida se suman las sospechas sobre la facilitación de fugas –como la del verano– y una connivencia entre el delito y las fuerzas de seguridad.
El hacinamiento tuvo uno de sus trágicos epicentros durante la gobernación de Felipe Solá. Allí, también bajo la conducción de Fernando Díaz, ocurrió la masacre de Magdalena, donde 33 reclusos que habitaban un pabellón de conducta ejemplar murieron en un incendio mientras los agentes penitenciarios reprimieron y cerraron las puertas.