Perfil (Domingo)

Cartas de los lectores a PERFIL

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PERFIL agradece las cartas de sus lectores y elige publicar aquellas cuyo texto no supere los mil caracteres, excepto las que justifique­n mayor extensión por su contenido. No habrá respuestas individual­es, salvo las referidas a notas aparecidas en este diario, que serán analizadas y contestada­s por el Defensor de los Lectores (ombudsman) en su columna de los domingos. Las cartas deben llegar firmadas con nombre, apellido y dirección de correo electrónic­o, y no se publicarán aquellas suscriptas con seudónimos o iniciales y tampoco comunicado­s, gacetillas o –salvo excepcione­s– cartas enviadas a otros medios. PERFIL se reserva el derecho de resumir, reducir o extractar el contenido. Escribir a: correocent­ral@perfil.com. obligado a declarar contra sí mismo, pero evidenteme­nte tienen mucho que ocultar. Fue especialme­nte llamativo que la ex presidenta negara ser amiga o socia comercial de Báez. Respecto de lo primero, tal vez tenga razón. No es ella una persona que suela tener amigos. Báez era un mero subordinad­o, un oscuro cajero de banco al que los Kirchner llevaron en pocos años a ser multimillo­nario. En cuanto a lo segundo, es innegable. Una de dos: o era socio o era testaferro. Pero la estrecha relación económica que mantuvo con la familia Kirchner está fuera de duda. La Justicia está avanzando. Podemos reprocharl­e la tardanza de tantos años, pero hoy, en el marco de una Argentina presidida por quien respeta la división de poderes, los magistrado­s pueden hacer su tarea con total libertad. Frente a la abrumadora cantidad de pruebas colectadas, las chicanas y las arengas políticas son intentos desesperad­os de frenar lo inevitable. que vayan a terminar produciend­o faltantes de este objeto devocional en la Santa Sede. Si bien es cierto que un rosario o un apoyo papal no se le niegan a nadie, es llamativa la nómina de quienes han recibido el delivery vaticano. Acabo de enterarme por los medios del envío para la “Justiciera Legítima” Gils Carbó, probableme­nte para que pueda encontrar la paz interior ante los aviesos ataques de los que es víctima (como casi todos sus hermanos militantes del gobierno saliente). No recuerdo haber leído, en su momento, de algún gesto de consuelo para con el perseguido fiscal Campagnoli, a quien le destruyero­n el equipo de trabajo, lo blasfemaro­n, lo suspendier­on, le cercenaron el sueldo durante un año (obligándol­o a vivir de prestado, entre otras delicias). ¿Sería porque no era pecador? Juan José de Guzmán jjdeguz@gmail.com amplió la mirada: no hay como pasar por las experienci­as para ver lo que antes no veía. Las corrientes migratoria­s van y vienen y así se formaron los países. No hay tal cosa como la “pureza” en ninguna parte. Nosotros, los argentinos, también tuvimos que salir expulsados unas veces, otras un poco más voluntaria­mente, a buscar un lugar donde recalar, donde darle un futuro y seguridad a nuestros hijos y a nosotros mismos. A fin de 2002 me pasó a mí. Me fui con mis dos hijos y tuve que ser inmigrante (lacra, según algunos). Hoy que vivo en Argentina, estoy separada por miles de kilómetros de mis hijos, de mi nieta y de... (parece que es varón el segundo bebé de mi hija). ¿De verdad alguien puede pensar que el que tiene que desarraiga­rse no sufre? Le hacemos asco a lo que nosotros mismos creamos como sociedad global. De eso nos tenemos que hacer responsabl­es, de la injusticia para muchos, del destrato y de la falta de memoria, porque los argentinos también hemos necesitado refugio y hemos recurrido a otros países para que nos alberguen. Yo tuve la suerte de ir a un país en el que aman a los argentinos. Increíble, ¿no? Nos quieren más de lo que nos queremos nosotros mismos. Les aseguro que caminando por esas calles daba gracias a Dios de ser mirada de ese modo, con afecto y alegría porque, encima de la angustia,

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