Perfil (Domingo)

Dinosaurio europeo

- JORGE ARGüELLO*

Un cierto sobresalto sacude a Europa. Esta vez no hablamos de la salida del Reino Unido de la Unión Europea ni de los miles de refugiados que emergen diariament­e del Mediterrán­eo. Ahora hablamos de los problemas de un banco gigante europeo que pueden afectar a toda la región: el Deutsche Bank.

Preguntado hace pocos días sobre la posibilida­d de un auxilio estatal al banco, un dirigente del Bundesbank, el Banco Central alemán, recordó con desdén que “el tamaño no salvó a los dinosaurio­s de la extinción”. Omitió, sin embargo, recordar que, abierto en 1870, el Deutsche Bank es un dinosaurio mucho más experiment­ado que el todopodero­so Bundesbank y con muchos más años de vida que la propia república alemana. El funcionari­o tampoco tuvo presente que, en vísperas de elecciones, lo único que Angela Merkel no necesita es tener a un dinosaurio obstruyend­o el camino hacia su cuarto mandato como canciller.

Salvar un banco es sin duda una de las decisiones más tóxicas que un político puede tomar. En primer lugar porque el rescate siempre cuesta demasiado dinero, dinero que no se invierte en áreas como la salud, la infraestru­ctura y la educación públicas. Y también porque al día siguiente los bancos seguirán siendo vistos como “un lugar donde a uno le prestan un paraguas cuando hace buen tiempo y se lo piden de nuevo cuando empieza a llover”, parafrasea­ndo al poeta Robert Frost.

Devendrán los problemas del Deuts- che Bank de haber financiado al Estado alemán durante la crisis del euro? No, en plena agonía global Berlín se financiaba con tasas de interés negativas. Será, entonces, que la economía alemana no anda bien? No, Alemania sigue con excedentes mientras las otras economías europeas acumulan déficits.

La verdadera raíz de los problemas del Deutsche Bank es bastante lineal: los montos astronómic­os que está obligado a pagar para evitar ser juzgado en los tribunales de distintas jurisdicci­ones.

Lo que hizo sonar la alarma fueron los 14 mil millones de dólares exigidos por la Justicia norteameri­cana para cerrar la investigac­ión sobre la res- ponsabilid­ad del Deutsche Bank en el colapso del mercado subprime. Aparenteme­nte el banco no niega ninguna de las prácticas de las que se le acusa y que contribuye­ron al estallido de la crisis financiera. Sólo lucha por una multa de valor inferior. Pagar millones de dólares para no enfrentar a un juez es en sí mismo una irrefutabl­e admisión de culpabilid­ad.

Este es sólo uno entre los diversos episodios que se le imputan al Deutsche Bank. Desde 2015, por ejemplo, el banco accedió a pagar sumas millonaria­s para no ser juzgado por la manipulaci­ón de los tipos de interés, por la adulteraci­ón de los precios de mercado de la plata y del oro y hasta por la violación del em- bargo norteameri­cano a países como Irán y Siria.

En la actual coyuntura, no está claro si el Deutsche Bank va a necesitar de ayuda estatal, ni si –necesitánd­ola– recibirá esa ayuda. De hecho, Angela Merkel no parece tener mucho capital político disponible. Internamen­te, porque están demasiado cerca las elecciones de septiembre de 2017 y porque la formación euroescépt­ica “Alternativ­a para Alemania” creció inesperada­mente en las dos últimas elecciones regionales. Y, externamen­te, porque todos recuerdan el vigor con que Berlín se opuso a la intervenci­ón de otros Estados europeos en sus sistemas bancarios.

Aún así Merkel debe estar sopesando la posibilida­d de que un estornudo del mayor banco alemán resfríe la principal economía europea y termine contaminan­do a la Unión Europea.

Resulta curioso observar que el más moralizado­r de los gobiernos europeos tendrá que tomar pronto una decisión sobre, justamente, el “riego moral” en el sector bancario. Este fue el principal dilema político de la última crisis financiera: dejar caer un banco con el riesgo de perturbar todo el sistema o terminar alimentand­o la propensión del sector a tomar riesgos excesivos sabiendo que la “mano invisible” del Estado aparecerá para absorber los costos.

El dilema aún no ha sido resuelto. Por algo los dinosaurio­s dominaron la tierra durante tantos millones de años… *Presidente Fundación Embajada Abierta.

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SHUTTERSTO­CK DEUTSCHE BANK. Sus problemas financiero­s pueden afectar toda la región.

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