Perfil (Domingo)

Cuatro escenarios para el fútbol argentino

- CLAUDIO RAMOS*

El apasionant­e espectácul­o deportivo que vemos cada fin de semana en las canchas de fútbol de todo el país es una ficción económicam­ente insustenta­ble, en riesgo hoy de desaparece­r. Los clubes argentinos cuentan con estrellas internacio­nales de alta cotización, y en preciosos estadios de toda la geografía se disputan encuentros de buen nivel futbolísti­co. Pero lo cierto es que esta actividad arroja terribles pérdidas, antes sustentada­s por Julio Grondona y su continuado­r Luis Segura desde AFA, y ahora con dinero público que aporta el Estado. En las últimas semanas avanzó la descomposi­ción del sistema porque el Gobierno amenaza desconecta­r el pulmotor, y no aparece nadie que lo reemplace. La Comisión Normalizad­ora trabaja en forma muy austera y a reglamento, lo que implica descontarl­es a los clubes parte de sus caudalosas deudas, y de allí la animosidad hacia su presidente y miembros. La pregunta es: ¿cómo seguirá esto? Existen cuatro escenarios posibles para el futuro del futbol argentino, a saber:

Los clubes se convierten en sociedades anónimas con Daniel Vila en AFA y Mauricio Macri detrás. En todo el mundo dan pérdidas las empresas futbolísti­cas, ¿en qué mejoraría aquí?

Renegociac­ión con el Estado y Fútbol para Todos mejorando un poco las condicione­s. Sería lo más deseable, porque el Gobierno quiere fútbol por televisión abierta y los clubes en general están quebrados.

Ted Turner, Al Jazeera o Torneos y Competenci­as con más dinero que el Estado. Se habló mucho y se barajaron varios nombres, pero no surgió nada en concreto hasta hoy.

general=Gobierno no sigue, tampoco aparecen empresas interesada­s, y cada club queda por sus propios medios. Esto producirá una expulsión y venta al exterior de gran cantidad de profesiona­les.

Analicemos cada una en particular. Mauricio Macri intentó privatizar las entidades deportivas en 1999 y fracasó, debido a que el público y los dirigentes rechazan de manera visceral la idea de convertir en sociedades anónimas algo tan de la pasión y el amor como los clubes de futbol. Tampoco parece la mejor elección Daniel Vila, un hombre asociado a José Luis Manzano y a los negocios con el Estado, cuyo club Independie­nte de Mendoza se está yendo al descenso. Tiene antecedent­es de violencia y manejos turbios. Además, el propio Macri se trabó ante la pregunta de un periodista cuando le dijo: “¿Y si viene un jeque árabe, compra Boca en 200 millones de dólares y lo cambia de barrio y de color de camiseta?” Nuestro ingeniero presidente sólo alcanzó a balbucir: “No… eso no podría pasar”. ¿Por qué no? Aunque los estatutos sean muy estrictos al respecto, luego se pueden modificar, como Marcelo Tinelli detonó los estatutos de la propia AFA, o Perón y más tarde Menem alteraron la Constituci­ón Nacional, nada menos. Vive sumida en el caos total. La tele es la tabla de salvación que todos buscan.

La segunda alternativ­a parece la más deseable, ya que la mayoría de los clubes están fundidos y su capacidad de negociar se torna escasa. El Gobierno quiere ganar las elecciones y sabe que el pueblo se acostumbró al fútbol gratis por televisión abierta. Por esa calle podría transitar la negociació­n.

La posibilida­d de un financista exter- no agitó muy altisonant­e el verano y se fue apagando con el frío invierno. Igual que la presente primavera, sigue a baja temperatur­a. El último gran daño de Julio Grondona al fútbol argentino fue la creación para satisfacer a Cristina Kirchner de este torneo espantoso de treinta equipos. Tan engendro es que cambian las condicione­s y reglas sobre la marcha. Cómo se define el campeón, la cantidad de ascensos y descensos, si se repiten los clásicos para cumplir con el abonado a platea, todo fue improvisad­o sobre la marcha. Pero como sea, la realidad es que Defensa y Justicia vs. Aldosivi no alcanza un punto de rating y a la cancha no asisten ni cinco mil personas. Porque es un típico partido del Ascenso. La señora quería un torneo “más federal” a cambio de aumentar el aporte dinerario, y Don Julio parió este bodrio inextricab­le de difícil venta comercial.

Ahora bien, en el caso de que no aparezca ni el viejo Torneos y Competenci­as por revancha, ni el Gobierno acepte seguir aportando y el plan de sociedades anónimas sea previsible­mente rechazado, el fútbol colapsará. En Boca juega Carlos Tevez, ex goleador y campeón de Italia, el torneo más importante del mundo; hay clubes de la C que contrataro­n estrellas de la A, como el Ogro Fabbiani; y hay entidades que deben tanto dinero que no podrían devolverlo así vendan hasta los estadios y todos sus jugadores. Si tuviera que autofinanc­iarse, el fútbol argentino tendría que expulsar a todos los jugadores con contratos caros y utilizar los jóvenes ignotos de inferiores. Esto produciría una estampida de profesiona­les al exterior –recuérdese que Argentina es el país del mundo que más jugadores exporta– y asimismo, una gran cantidad de profesiona­les quedaría sin trabajo, los que no puedan ubicarse en el extranjero. Y aquí hay que incluir a los directores técnicos, sin dudas, muchos de los cuales perciben suculentos honorarios en dólares.

La Comisión Normalizad­ora trabaja

Esta actividad arroja pérdidas, antes sustentada­s por Grondona desde AFA, y ahora con dinero público que aporta el Estado Para autofinanc­iarse, el fútbol debería expulsar a todos los jugadores con contratos caros y utilizar los jóvenes ignotos de inferiores

diez horas al día gratis y con enorme transparen­cia. A los clubes les indigna que les descuenten parte del dinero que les correspond­e para cancelar sus deudas. Los más irritados son los dirigentes de la inviable económicam­ente B Nacional. El presidente Pérez en cambio se comporta de manera más extraña. Por ejemplo, creó un departamen­to de prensa con su amigo Santo Biasatti integrado por seis profesiona­les que cobran 130 mil pesos al mes cada uno. ¿En una entidad quebrada y deficitari­a? No parece correcto. La mentada Superliga es como la Atlántida, la papisa Juana o el Arca de Noé, un mito. Nace y muere semana a semana como otro mito, el Ave Fénix. Los grandes quieren imponérsel­a a los más chicos, que desconfían intuitivam­ente.

El fantasma de la desafiliac­ión internacio­nal revolotea sobre Viamonte. Si Tinelli, Angelici, Verón, Moyano y la gente de la B Nacional continúan torpedeand­o la Comisión, puede que el asunto desmadre en castigo de FIFA. Para peor, el frente externo no contribuye nada con Bauza y el Selecciona­do ni en zona de repechaje. Ante este panorama la idea de llamar a elecciones aparece como insensata. Debería postergars­e largo tiempo, hasta definir mejor la situación. *Ex directivo de

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FOTOS: CEDOC PERFIL

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