LIBRO DESTACADO
la posible deserción.
La violencia sexual y la discriminación basada en género son perpetradas contra varones y mujeres en diferentes ámbitos de la vida social. Las mujeres, debido a factores socioculturales e históricos, se ven más afectadas por estas cuestiones, aunque también existen la violencia y la discriminación hacia quienes eligen a alguien de su mismo sexo para estar en pareja. Todo esto resulta inevitablemente en la vulneración de sus derechos y es contra lo que, desde la aplicación del Protocolo, queremos bregar. Además, éste señala entre sus principios el de asesoramiento gratuito para los afectados, así como el de respeto y privacidad. La universidad debe ser un espacio libre de violencia de cualquier tipo, y exento de discriminación.
Para fortalecer nuestro trabajo en este sentido nos hemos reunido con la presidenta del Consejo Nacional de las Mujeres, Fabiana Tuñez, para trabajar en conjunto en talleres sobre el abordaje de cuestiones de perspectiva y violencia de género. Queremos que sean temas de la currícula de las carreras de grado, y vamos a comenzar por tratarlos en las materias comunes a todas las carreras; previamente brindaremos capacitaciones a nuestro cuerpo docente y al personal no docente para que sepan qué hacer, cómo ayudar en caso de presentarse algún problema de esta índole. Hay que trabajar en equipo y de forma interdisciplinaria, para saber cómo proceder en cada una de nuestras facultades y colegios, y principalmente para evitar la desvictimización o relativización de la violencia de género. Propuesta. Queremos incluir estos contenidos en nuestra formación académica desde todas las áreas. Es funda- mental que, como se viene haciendo en Medicina, Psicología, Derecho y Trabajo Social, involucre a los docentes y alumnos, y finalmente que sea abierto a toda la comunidad a través de la implementación de nuestros programas de educación a distancia, en el marco del Plan Nacional de Acción para la Prevención, Asistencia y Erradicación de la Violencia contra las Mujeres.
Este tipo de acuerdo da cuenta de que cuantos más seamos atacando el problema, más rápido lo erradicaremos. El caso argentino de la lucha contra la violencia de género está siendo estudiado por varios países a nivel mundial. Era una de las asignaturas pendientes de muchos gobiernos, y dicho plan ya ha sido validado por más de treinta organismos públicos, además del interés que han mostrado diversos entes internacionales.
Creo que cada uno, desde el lugar que tiene y como argentina o argentino, debe aportar su grano de arena para que la violencia de género sea cosa del pasado, junto con los tantos otros padeceres que hemos sufrido. Cada uno tiene que tomar la responsabilidad que le compete. Combatir la violencia que sufren las mujeres a diario también es sacar el país adelante. Luchar por sus derechos, por su libertad. Hemos hecho mucho, esta mos haciendo, falta hacer mucho más. Hay que hablar, discutir, debatir e informarse en cada entorno que se pueda.
Es por esto mismo que la divulgación y la comunicación al respecto resultan más que relevantes. La cultura es un producto humano y, por lo tanto, es cambiante y adaptativa. Pero para sacar a la superficie e instalar un problema tan de raíz como lo es la desigualdad de género, tiene que ser preocupación de todos. Ejercer los mismos derechos y las mismas responsabilidades debería ser la búsqueda principal de cada organismo público, privado, chico, grande, de tal o cual área de conocimiento.
Nuestro objetivo es que los futuros profesionales egresados de la UBA estén capacitados para abordar estos temas. Buscamos permanentemente formar personas responsables y comprometidas con los problemas que tiene nuestro país.
La violencia sexual y discriminación son perpetradas contra hombres y mujeres
*Rector de la Universidad de Buenos Aires (UBA).
El clientelismo político
La palabra “clientelismo” evoca de inmediato imágenes negativas, a tal punto que el discurso político y mediático la ha convertido en símbolo de uno de los principales males que la democracia moderna debe erradicar.
Sin embargo, se trata de un fenómeno político y social de larga data, complejo y heterogéneo, un concepto indispensable para comprender cómo juegan las relaciones interpersonales en las escalas de poder.
Conscientes del peso de ese término, que funciona como categoría analítica y como etiqueta de descalificación moral, Gabriel Vommaro y Hélène Combes elaboran una imprescindible obra de síntesis para desbrozar el camino. Cuestionando y matizando con maestría las visiones dominantes, trazan el recorrido histórico y geográfico del concepto y describen a los actores de esas relaciones en que intervienen formas de reciprocidad e intercambio.
Explican, además, su sentido y su alcance en Europa y en América Latina, y exponen la reconfiguración del clientelismo a partir del activismo de organismos internacionales que bregan por erradicarlo en pos de una declamada transparencia de lo social.
Más allá de los prejuicios estigmatizadores, los autores revelan los vínculos políticos y ofrecen claves para futuras indagaciones, que incluyan a otras clases sociales y abran el enfoque a las evaluaciones de los propios actores.