Perfil (Domingo)

El inventor de la librería moderna

- GUILLERMO PIRO

Las librerías tal como las conocemos hoy nacieron gracias a un comerciant­e inglés que vivió entre los siglos XVIII y XIX. Se llamaba James Lackington, y antes de vender libros se dedicó a los zapatos. Fue el primero en vender libros viejos a precios rebajados y el primero en dejar que los clientes pudieran mirar y husmear los libros sin la obligación de comprarlos. Lackington nació en 1746, fue a la escuela y trabajó de aprendiz de zapatero. En 1774, en Londres, abrió su primer negocio, donde se vendían tanto zapatos como libros.

En la segunda mitad del siglo XVIII los libros seguían siendo objetos caros y las librerías de la época no eran lugares por los que uno podía vagar entre las biblioteca­s mirando despreocup­adamente los libros en venta. Lackington cambió esto y otras cosas importante­s. En primer lugar, decidió que en su librería no se darían libros fiados, cosa que en aquel tiempo solía hacerse: los clientes tenían que pagar en efectivo. Este cambio ofendió a algunos clientes, pero le permitió a Lackington comprar más libros. La segunda innovación fue la venta de libros viejos. Hasta ese momento, los libreros compraban libros viejos y después los destruían para aumentar el precio de los remanentes, que se volvían ejemplares raros. Lackington cambió la estrategia: compraba grandes cantidades de libros usados y los vendía a un precio económico. Apuntaba a vender muchos libros a precio bajo, y no pocos a precios altos. Como consecuenc­ia los libros se volvieron productos más fáciles de comprar. La tercera novedad introducid­a por Lackington fue acabar con las rebajas: colgó un cartel en su negocio que decía: “El precio está indicado en la tapa y no hay descuentos en ningún caso”.

En 1794, junto con un socio llamado Robert Allen, Lackington abrió la librería por la que es recordado: The Temple of the Muses. Estaba en Londres y afuera tenía una placa que decía: “La librería más barata del mundo”. The Temple of the Muses se volvió una atracción turística en la Londres de fines del siglo XVIII porque era muy distinta a las demás: era enorme, contenía más de 500 mil volúmenes; el mostrador estaba diseñado en forma de círculo en el centro de la librería; tenía cuatro pisos: más se subía, más viejos y baratos eran los libros. Esta estructura de grandes dimensione­s constituye la cuarta innovación introducid­a por Lackington. La librería vendía 100 mil libros por año, y facturaba el equivalent­e a 700 mil dólares de hoy. El lema de Lackington era: “Las pequeñas ganancias hacen grandes cosas”.

Lackington se volvió rico, y era entonces considerad­o como hoy Jeff Bezos. Era tan famoso que en el Temple of the Muses se colgaba un cartel que señalaba cuándo se encontraba en la librería. En 1798 James Lackington se la vendió a un primo suyo y se convirtió en predicador metodista hasta su muerte, en 1815. La librería desapareci­ó en un incendio en 1841 y nunca fue reconstrui­da.

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