El ‘antitrumpismo’ muestra los dientes en las calles de ee.uu.
a funcionar, sobre todo con un Congreso dominado por el partido oficialista. En ese marco, las cortes judiciales van a convertirse en el verdadero ‘test’ de la fortaleza de la democracia estadounidense: la autonomía de Trump dependerá mucho de la capacidad del Poder Judicial para proteger la Constitución y el estado de derecho”.
La dinámica en el Capitolio también será crucial. Los republicanos tienen mayoría en ambas cámaras, pero esto no necesariamente se traducirá en un apoyo automático a las iniciativas de Trump. La relación entre la ortodoxia del Grand Old Party y el magnate ha sido tirante a lo largo de la campaña. Algunas de las pro-
“las cortes se convertirán en el verdadero ‘test’ de la democracia de los estados unidos.”
mesas de Trump, sobre todo las referidas al proteccionismo comercial, chocan con los valores históricos del partido. Claro que el triunfo redibuja el tablero. Esta semana, Trump se mostró muy amigo del presidente de la Cámara de Representantes, el republicano Paul Ryan, a quien hace apenas un mes había calificado de “muy débil e ineficiente”.
De todos modos, aunque los republicanos controlan la Cámara baja, el año próximo tendrán 52 de los cien escaños en el Senado, lejos de los sesenta votos necesarios para aprobar la mayoría de las leyes. Ese punto débil será previsiblemente atacado por los demócratas. “Trump tendrá cierta autonomía para manejar las relaciones exteriores, donde puede rescindir tratados o iniciar acciones bélicas, o en asuntos que pueden activarse mediante decretos ejecutivos, como la cuestión migratoria –observó Alan McPherson, director del Centro para las Américas de la Universidad de Oklahoma–. En otros temas, como el presupuesto, tendrá que negociar con el Congreso, donde los demócratas podrán apelar a la estrategia del filibuster para bloquear casi cualquier medida, como lo han hecho los republicanos durante ocho años”. En una nueva jornada de protestas contra Donald Trump, miles de estadounidenses se volcaron ayer a las calles en varias ciudades de los Estados Unidos para repudiar al presidente electo. La movilización más numerosa tuvo lugar en el centro de Chicago, donde la gente marchó pacíficamente bajo la consigna “Sin odio, sin miedo, aquí son bienvenidos los inmigrantes”.
En el estado de Oregon, por el contrario, la violencia signó una protesta de cien- tos de personas que tuvo lugar en la madrugada del viernes, en la que un hombre resultó herido de bala. El Departamento de Policía de la ciudad de Portland informó que la víctima fue herida en el puente Morrison cuando los manifestantes cortaban el tráfico para proseguir con su marcha. Un individuo que se encontraba en su vehículo se enfrentó con los manifestantes, sacó un arma, disparó varias veces e hirió levemente a un hombre que debió ser trasladado a un hospital de la zona. El agresor, descripto como un adulto joven negro, logró fugarse.
Not my president es el lema que unifica las protestas en todo el país. Esa consigna nació como un hashtag en Twitter y luego se convirtió en pancarta callejera. La mayor parte de las manifestaciones tienen lugar en bastiones demócratas –Los Angeles (California), Chicago (Illinois), Nueva York–, en los que la candidata presidencial de ese partido, Hillary Clinton, derrotó a Trump por un amplio margen en las elecciones del martes. El magnate republicano ha responsabilizado a los medios de comunicación por “incitar” a la gente a movilizarse en su contra.