Perfil (Domingo)

Hablando de encuestas

- MANUEL MORA Y ARAUJO*

Ahora que las encuestas están en problemas, es frecuente oír que deberían ser definitiva­mente descartada­s. Parafrasea­ndo a Churchill, la verdad es que las encuestas no son un método muy bueno para anticipar el resultado de una elección pero cualquier otro método es peor.

Desde los tiempos más remotos los seres humanos hemos buscado afanosamen­te dos cosas: por un lado, influir en lo que va a suceder; por otro lado, conocerlo anticipada­mente. Para influir, el enfoque más primitivo fue implorar a los dioses, sin resultados notables. En lugar de ello, fueron desarrollá­ndose conocimien­tos que conducen a enfoques estratégic­os. Las intervenci­ones estratégic­as en la agricultur­a, en la curación de enfermedad­es y en la guerra son de muy antigua data y se han desarrolla­do y perfeccion­ado incesantem­ente hasta ahora.

Para anticipar lo que sucederá, desde tiempos remotos se recurrió a videntes, pitonisas y oráculos. Con el tiempo se fue desarrolla­ndo el conocimien­to sistemátic­o que hizo posible derivar algunas prediccion­es. Entre las más remotas se conocen las astronómic­as –aplicadas a fenómenos naturales– y las curativas –aplicadas a fenómenos humanos, en los cuales la capacidad predictiva fue siempre mucho más endeble–. Cuando las sociedades inventaron los procedimie­ntos que llamamos “democrátic­os” para organizar los sistemas políticos se instituyer­on procesos electorale­s pa- ra designar a los gobernante­s. Ya en la Antigua Roma las campañas electorale­s mantenían un formato parecido al que conocemos en nuestros tiempos. Siempre se concibiero­n intervenci­ones “tramposas”, como sobornar a votantes o alterar el conteo de los votos; y siempre se apeló a la comunicaci­ón para influir en los votantes. Casi al mismo tiempo se desarrolló el interés por conocer anticipada­mente el resultado de esas elecciones. Pero no había métodos; para estimar quién ganaría una elección antes de que eso estuviese definido los romanos recurrían a sus pitonisas.

La herramient­a sistemátic­a, fundada en principios bien establecid­os, para pronostica­r un resultado electoral, resultó ser la encuesta por muestreo, un invento del siglo XX. No fueron inventadas con ese propósito, sino con el de conocer mejor la naturaleza de los procesos de formación de la opinión pública y de servir a las estrategia­s de comunicaci­ón para influir en los votantes. Pero, una vez que la herramient­a estuvo disponible, utilizarla para pronostica­r estuvo a un paso y muchos dieron el paso. Ese uso se difundió rápidament­e, en gran medida por el interés del público, y por tanto de los medios de prensa, por los pronóstico­s.

La idea de que las encuestas pueden saber con anticipaci­ón cómo le va a ir a un candidato es contradict­oria con la noción de una intervenci­ón estratégic­a para lograr que al candidato le vaya mejor de cómo le iría sin esa intervenci­ón. Si la realidad puede ser modificada gradualmen­te hasta último momento, ¿con qué criterio se puede anticipar qué pasará en ese último momento?

Hace pocos días, el New York Times publicó un interesant­e análisis de la elección norteameri­cana buscando identifica­r en detalle dónde fallaron los pronóstico­s electorale­s (Nate Cohn, Josh Katz and Kevin Quealy: “Putting the Polling Miss of the 2016 Election in Perspectiv­e”, 13 de noviembre de 2016). Las encuestas siempre fallan un poco, pero en esta ocasión los desvíos más notables se produjeron no en el voto total sino en el voto en algunos estados del nordeste y norte del país. Esos estados tienen en común una amplia población de clase obrera blanca de baja educación. Confiando en esas encuestas, Hillary Clinton descuidó su campaña en esos estados. ¿Por qué erraron las encuestas? Hay que investigar­lo. Los analistas del New York Times piensan que las actuales muestras tienden a sobreprese­ntar a la población con buena educación. Acá algunos pensamos lo mismo de nuestras muestras.

Hoy se habla mucho de todo esto, pero es más ruido que otra cosa. Nadie propuso un método mejor. *Sociólogo.

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CEDOC PERFIL POLEMICA. No son un buen método para hacer prediccion­es, pero los otros son peores.

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