Perfil (Domingo)

Los mexicanos temen las deportacio­nes

- JAIRO STRACCIA

“Desde el martes 7 todos hemos empezado a tener un poco más de miedo”, dice uno de los conductore­s de El bueno, la mala y el feo, uno de los programas de la cadena Univisión más escuchados en San Francisco, California. Allí desfilan oyentes latinos desde todos los estados, y la preocupaci­ón por cómo serán los próximos años domina las charlas.

La futura presidenci­a de Donald Trump en Estados Unidos, que basó su campaña en alimentar la xenofobia, hace brotar el temor aun en esa ciudad “sagrada” para los inmigrante­s, donde el respeto por la diversidad en todas sus expresione­s es un estilo de vida. Según el Centro Pew, California tiene 2,4 millones de inmigrante­s sin documentos, un 6,3% de la población. Del total, un 68% son mexicanos.

Marcos Pérez (no se llama así pero no son días de andar sacando la cabeza a la superficie) es un mexicano que hace diez años trabaja como ingeniero de sistemas en la ciudad. Su visa vence a fin de año. Una abogada de la empresa que lo contrata le está tramitando desde hace un par de años la Green Card, el permiso de residencia definitivo.

Espera que le salga a mediados de diciembre. Si no, deberá renovar su permiso una vez más, pero esta vez con un factor nuevo de total incertidum­bre: el 20 de enero asumirá Trump, que llegó a decir en campaña que levantaría un muro para frenar el ingreso de mexicanos que traen delincuenc­ia y droga “a América”, y de hecho bramó que hasta haría pagarles a ellos mismos la construcci­ón del cerco.

Marcos está casado y tiene un hijo de diez años, que va a una escuela pública. Allí le cubren todos los gastos. Es una escuela “de inmersión”. Tiene clases en español y paulatinam­ente bilingüe, especial para hijos de inmigrante­s.

“Viajo por trabajo por todo el país y en otros estados se siente la tensión racial”, asegura. Por ejemplo, en Arizona, el Estado permite a la Policía pedirle documentos a cualquiera que tenga cara de inmigrante, algo que en todo el país está prohibido. “Ya dije que me apuren la Green Card, porque en enero será todo desconocid­o”, dice Pérez sobre la llegada de la era Trump.

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