¿La humanidad posmoderna lo conseguirá?
El gran escape. Salud, riqueza y los orígenes de la desigualdad
El consumo, The Analysis of Household Surveys: A Microeconometric Approach to Development Policy Miembro de la British Academy y de la American Academy of Arts and Sciences, profesor de la Universidad de Princeton y premio Nobel de Economía 2015, Angus Deaton publicó en 2013 The Great Escape, un estudio ensayístico sobre la desigualdad social y la salud en tiempos de la globalización. El título alude ambiguamente (dado el enfoque del libro) a la película El gran escape (1963), dirigida por John Sturges y protagonizada por Steve McQueen y Richard Attenborough, que relata la fuga de un grupo de prisioneros de un campo alemán de máxima seguridad durante la Segunda Guerra Mundia l. En el caso del escrito de Deaton, se trata de cómo la humanidad ha escapado de la pobreza y las enfermedades –lo que llama “progreso”–, incrementando los estándares de vida y riqueza, y de cómo las naciones ricas deberían ayudar a las que no han logrado evadirse de esos males, la indigencia y los problemas endémicos de salud. La ambigüedad del título, señalada por el mismo autor, se debe a que en el film (basado en una historia real de un piloto de la RAAF) no todos los prisioneros de guerra se salvan.
Deaton profesa tanta ambigüedad como el título de su libro acerca de si realmente la humanidad premoderna conseguirá evadirse de la pobreza y el subdesarrollo, junto con los déficits del sistema político y educativo en concordancia, e incluso si el “gran escape” de la muerte prematura y las condiciones materiales paupérrimas de vida continua- rá incesantemente, según la vieja doctrina del progreso indefinido. En primer lugar, porque Deaton piensa que la desigualdad global ha sido consecuencia del crecimiento de la economía moderna y que, por lo tanto, cada avance de ella en cualquier sentido macro o microeconómico (tanto en el PBI como en los ingresos, tanto en la balanza comercial como en el consumo) provoca el aumento de la desigualdad o, al menos, su estancamiento. Dicho de otra manera, a la vez que la prosperidad se extiende en muchos países (cuando no profundiza las diferencias materiales dentro del propio territorio) también lo hace la pobreza en otros o, en el mejor de los casos, permanece igual.
La tesis de Deaton es que los bajos ingresos, afuera y en el interior de las naciones que han alcanzado el “gran escape” (aproximadamente una séptima parte de la población mundial), no sólo dificultan o impiden el acceso a la salud, sino también a una mejor educación y a una participación adecuada en los asuntos cívicos y políticos. Es decir, Deaton no identifica exclusivamente el bienestar con una economía óptima (la “racionalidad” capitalista a juicio de Castoriadis), pero en última instancia reconoce –estadísticas y sondeos de opinión mediante– que las personas son más felices en las condiciones de una economía de prosperidad, y también de libertad política y mayor esperanza de vida. Según este dudoso criterio, la felicidad sólo resulta factible en los países democráticos y ricos de Europa, América del Norte y las extensiones europeas, lo cual supone un concepto demasiado con-
Si sus discos son el sonido de alguien que trata de entender dónde poner su corazón y su mente, este libro es otra pieza musical