Perfil (Domingo)

ME GUSTAS CUANDO CALLAS

- HUGO

—Escriba lo que quiera. Dele alas a su imaginació­n, publique su cansina palabrería en su periódico y la gente la tragará con el café del desayuno, igual que hace con la demás basura. Hoy no se publica otra cosa. Y diga que soy un grosero. Es cierto. ¡Que lo sepan y me dejen en paz..! (Cerró de un portazo y se marchó. El señor Kipling acababa de ser entrevista­do)

Rudyard Kipling (1865-1936), que odiaba dar notas, despide a un cronista del “Sunday Herald” el 23 de octubre de 1892.

lo lleven a juicio, así podrá contar más detalles de su vida. En fin.

No conozco a Anello. Lo escuché relatar y tiene un estilo algo vintage, para mi gusto. El año pasado su programa ganó el Martín Fierro 2014 aun sin haber transmitid­o el Mundial de Brasil. Curioso. En la puerta del hotel donde se hizo la fiesta, posó con su pareja, la célebre maradonian­a Samantha Farjat. Minutos antes, su ex mujer había repartido volantes que lo acusaban de golpeador. Muy bizarro todo.

La mayoría de los periodista­s y algunos jugadores –que parecen conocer a Anello mejor que yo– protestaro­n. Proponían un boicot sólo para el autor de la acusación. Tiene su lógica. Lo que no parece tan lógico es afirmar que, en caso de que lo del osito Ted tuviera algo de verdad, igual se trataría de un hecho de su vida privada. En su casa sí, obvio. ¡Pero no en la concentrac­ión de la Selección! Ay.

Bauza dijo que los cambios estaban decididos días antes del tuit de Anello. Que decía: “¿Lavezzi queda afuera del banco de suplentes mañana por el porro que se fumó anoche en la concentrac­ión? Pregunto eh, sólo pregunto”. Uf, qué berreta es esta fórmula de decir sin decir, con una pregunta. En la novela negra existe una ley: si desenfundá­s, tirá. Es más digno.

El juego del oficio mudo durará un suspiro. Pero quedan rencores. Para ellos, estos partidos fueron una tortura. Alguna crítica se cebó. Dejó la ironía y pasó sin escalas a la crueldad.

El equipo de Bauza nunca jugó bien y no importa lo que diga él o los ahora muditos. Pero llamar burro a un tipo que lleva años en la elite como Di María; afirmar que el último deseo de cualquier condenado al paredón es que le tire Higuain; afirmar que Agüero viene sólo porque es amigo del Messi y le ceba mates es demasiado. Fantino, víctima de su clásica excitación psicomotri­z, los llamó “ratas”. ¡Ratas! Y bueh.

Esta gente gana millones, copas en sus clubes, vive en mansiones, tiene autos y novias de ensueño. Pero nadie, nadie, es inmune a la agobiante presión de ser quien represente la bandera de un país devastado que deposita en este equipo la escuálida porción de felicidad que le queda y necesita. No es fácil ser allí, sin chances de fallar.

No sé quién le dio la informació­n a Anello y no tengo por qué creerle hasta que muestre algo más que el énfasis del que disfruta ser el centro de atracción. Tampoco me sorprender­ía que el osito Ted haya inhalado, no sé, ¡humo de espiral para mosquitos! De alguien que le tira agüita al técnico frente a las cámaras mientras le da instruccio­nes en pleno Mundial y después es elogiado por su humor sano, creo cualquier cosa.

Pronto se olvidará todo. Además, faltan capítulos del affaire AFA. En marzo, cuando llegue Chile, Army Pérez quizá sea recuerdo y haya nuevo presidente. Bauza será o no será y los jugadores hablarán, comme il faut, con lluvia de sponsors. Tal vez llegue Icardi. Y, por qué no, el mismísimo osito Ted, el gran “clack” del Yerbei Fasune Chino, o cómo sea que se llame. Falta mucho, muchachos.

Cuatro meses en este manicomio con fronteras es demasiado, créanme.

ASCH

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