Perfil (Domingo)

El síntoma Chapadmala­l

- LUIS COSTA*

Mira al frente y sabe que es su turno, piensa en su papel, en lo que acaba de escribir y ya no hay retorno, lo tiene que mostrar. Lopetegui se para y va hacia el mural de mensajes y pega el suyo que dice “mayor comunicaci­ón entre nosotros”, al lado del que dos minutos antes pegó Prat-Gay que dice “el otro no es mi enemigo”, en referencia obvia a lo que más temprano salió en la sesión de la mañana del workshop donde el rabino Bergman hizo con él un rol playing interpreta­ndo a Sturzenegg­er. Desde el fondo, Macri hace bromas de que no se les caigan los papelitos.

El coordinado­r, que pide que lo llamen Juani, les vendió el workshop en Chamadmala­l porque es lo que suele hacer desde la universida­d de Pilar especializ­ada en empresario­s. “Yo te armo un workshop”, le dijo a un ministro ex alumno suyo de la Maestría en Negocios. “Es lo que solemos hacer con las empresas que tienen buenas intencione­s pero no terminan de arrancar”, reafirmaba en el armado previo. En estos días ya se sentía feliz con ese mural de mensajes de unidad: “si queremos podemos”, “estemos seguros de nosotros mismos”, “somos nuestro único enemigo”, “animarnos a más”, entre tantos mensajes.

Esta es una fábula, no es real, pero representa un caso asombroso y re- volucionar­io del manejo del Estado argentino. El retiro ministeria­l es la acción más radical y antipolíti­ca de la administra­ción Macri desde su asunción, y es el reflejo de que el Gobierno intenta negar su naturaleza política tratando al sistema político como si fuera una empresa que necesita que sus unidades de negocio mejoren sus resultados. En esta ilusión grupal se ha despertado el riesgo más grande de sobreviven­cia de Cambiemos.

La literatura sobre caracteriz­aciones del sistema político es demasiado amplia y compleja, pero en casi todo lo que uno pueda leer o aproximars­e, la idea de conflicto se hace presente. Hay un aspecto, obviamente, relacionad­o al desarrollo de políticas públicas, de decisiones acordadas que implican procesos que todos los gobiernos, uno luego del otro, puedan sostener en el tiempo. Sin embargo, la cuestión de la estabilida­d en el vínculo con la ciudadanía, de la dominación interna y la hegemonía, no son temas periférico­s o inventos del peronismo, sino centrales en el Estado moderno. Los gobiernos no son sólo gestión.

Según se reporta de las conclusion­es más relevantes de la reunión de dos días, aparecen como prioridade­s temas que no requieren dejar las oficinas del gobierno nacional para encontrarl­os. Economía, infraestru­ctura, obras públicas, entre otros. Dicen que les pidió que “se focalicen a fondo (…) que no nos distraigam­os, que estemos atentos al estar frente a la gestión” de acuerdo a lo que informaron. En estos detalles y conceptos se desconoce la complejida­d del conflicto político.

Los ministerio­s actúan en un ambiente que no es de soledad, es decir que no sólo dependen de ellos. En realidad nadie depende sólo de sí mismo, pero en el sistema político la dinámica Gobierno versus oposición atraviesa todas sus operacione­s. La oposición, que también cumple roles políticos, opina y cuando puede, construye agenda que somete a esos ministros a urgencias nuevas. El llamado a enfocarse es también la negación del otro, es hacer de cuenta que no existe.

En estos días siguen llegando noticias feroces y complejas, como el pedido de liberación de Milagro Sala por parte de la Comisión Interameri­cana de Derechos Humanos. ¿Es esto una distracció­n? ¿No hay que dejar que un comunicado de este tenor los desvíe de lo que ellos quieren hacer? Massa les impone el tratamient­o del tema impuesto a las Ganancias y mientras ellos apagan sus teléfonos celulares, el ex intendente de Tigre hace estallar el suyo con esquemas de acuerdo y negociacio­nes sin pausa. Chapadmala­l es un síntoma, no un punto nuevo de arranque.

Cambiemos es el resultado de una experienci­a política asombrosa y novedosa que se caracteriz­a por devolver sorpresas exitosas en momentos de supuesta adversidad. Esto probableme­nte haya generado una alucinació­n de infalibili­dad que ha estirado el tiempo hasta las alarmas del presente que cada vez necesitan resultados con mayor velocidad. Mientras ellos se retiran y terminan de armar sus powerpoint­s, el mundo exterior continúa acumulando complejida­d. Sólo ellos piensan que pueden parar por dos días, sólo ellos y Juani, el del workshop.

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