“Prat-Gay prende la calefacción y Sturzenegger, el aire acondicionado”
—Mejor en términos de resultados no estamos. La economía cae este año 2,5% y la inflación diciembre contra diciembre da 40%. Estamos mejor en términos de que se han corregido muchos desbalances y distorsiones que dejó la anterior administración, que dejó un campo minado. Esas mejoras para hacer de la Argentina un país normal generaron una recesión y un aumento de la inflación. Probablemente, la recesión sea un poco mayor de lo que se esperaba. La Argentina está tocando fondo este trimestre, pero éste ha sido un año malo.
—¿Se descontaba que sería así por el ajuste?
—Ajuste fiscal no ha habido. A partir de mayo, entramos en una política fiscal muy expansiva, que está acelerándose. El incremento del déficit fiscal del primer año de Macri es similar al incremento promedio del déficit fiscal del segundo gobierno del Cristina Fernández de Kirchner. Ha habido sustitución de fuentes de financiamiento y cambios en términos de gasto.
—Si llega, ¿la recuperación se sostendrá en el tiempo?
—La Argentina va a tener cuatro o cinco trimestres de mejora, pero que enganche con una tasa de crecimiento de largo pla- zo es todavía una gran cuestión porque el Gobierno no ha hecho nada de reformas estructurales. Si usted ve al presidente Macri como el punto de inflexión de la decadencia de Argentina, se va a sentir frustrado. Si usted lo ve como un presidente que intenta sacar a la Argentina de la anormalidad, claramente estamos muchísimo mejor que si hubiera perdido Macri.
—¿El Gobierno cambió a
—Es un gobierno no peronista, que no tiene mayoría y tiene el síndrome de lo que les pasó a los gobiernos no peronistas. Tiene una subordinación de la economía a la política. Y la política dice: “Tenemos que ganar la elección de medio período”. Y el argumento que se usa es que no se pueden hacer cosas que tengan costo político. Intentando ganar el 2017, se puede llegar a perder el 2019. Para atraer inversión a la Argentina, hay que mirar lo que frena la inversión.
—¿Cómo qué?
—Hay que bajar la incertidumbre: bajar el gasto público, eliminar impuestos distorsivos, bajar la rigidez del mercado laboral, todas ésas son cosas que el ala política que asesora al Presidente dice “son costos políticos”, que no podemos darnos el lujo de pagar. Tiene que hacer algo en 2017 porque si no en 2018 vamos a estar pensando en la elección de 2019.
La concepción Macri es coordinar él la economía. Por eso tenemos estos ravioles de McKinsey.
—Tal vez la sociedad argentina no quiere las reformas estructurales que usted menciona.
—Mientras la decisión del oficialismo sea no explicitar nada que tenga un costo político, la sociedad está acostumbrada a un gran Estado.
—¿Y Macri qué es?
—Macri tiene una agenda normalizadora. Y lo veo un poco adelante de su equipo. Tiene que cambiar la forma de ganar guita en la Argentina. Lo veo con buenas intenciones. Mi lectura de su gabinete es que no está a la altura de querer cambiar la forma de ganar guita en la Argentina.
—Hay quienes ven un crecimiento de 3% o 4% el año que viene pero estancamiento en 2018.