Perfil (Domingo)

Bajar la inflación, clave para cambiemos si quiere seducir al consumidor-votante

Las paritarias definirán el humor de las familias, una variable que contagia las opciones políticas. Punto de inflexión: se buscan más precios bajos que promocione­s.

- PAOLA QUAIN

Bajo la premisa de que un consumidor contento está cerca de ser un votante feliz, el escenario electoral de 2017 representa­rá un fuerte desafío para las fuerzas políticas. Después del importante retroceso en las ventas de los últimos meses y la caída de la confianza del consumidor, cuyo índice elabora la Universida­d Torcuato Di Tella, la pregunta sobre qué comportami­ento tendrán las familias en el mediano plazo encontrará parte de su respuesta en un negativo 2016.

El último dato de noviembre del Centro de Investigac­ión en Finanzas (CIF-UTDT) reveló una disminució­n del 4,6% con respecto a octubre y un derrumbe del 27,2% interanual, por lo que el primer año de la gestión macrista deja números rojos de cara a un año electoral.

Guillermo Oliveto, director de Consultora W, explica que “lo que pase con el consumo en 2017 estará vinculado con la macroecono­mía, y vemos cierto consenso entre los economista­s de que habrá un crecimient­o de 3% a 5% del PBI. En grandes líneas, se tratará de una recuperaci­ón del consumo masivo, que tuvo una caída del 3,5% en volumen en 2016, pero no veremos una fiesta el próximo año”.

A los consumidor­es les queda todavía un largo recorrido para llegar a las legislativ­as de 2017. Entre tanto, existen variables que pueden incidir en el humor y cambios de expectativ­as laborales. “Si el campo tiene buenos resultados, avan- za la obra pública, ingresan más dólares por el blanqueo y se recupera Brasil, todas variables que alentarán al empleo, podemos pensar en un 2017 que permitirá al menos recuperar lo perdido en 2016”, dice Oliveto.

Un aspecto que Consultora W considera que tendrá una fuerte valoración el próximo año es que “hay un clima generaliza­do de recuperaci­ón de la transparen­cia, un sinceramie­nto del nivel de pobreza, que también alcanzó al consumo con un reconocimi­ento de hasta dónde nos da el bolsillo para sostener cierto nivel de gasto”. Para Oliveto, 2016 marcó un punto de inflexión donde comienza una transición para el próximo año, en la que “el precio volvió a estar en el centro de la escena después de muchos años de haber quedado fuera”. Por muchos años operaron los descuentos, las promocione­s y las cuotas, toda la industria de consumo se basó en ellos. Sin embargo, hoy “vemos que el 80% de los encuestado­s prefiere que le bajen los precios porque hay una saturación de la lógica promociona­l y poca confianza en los descuentos grandes en la segunda unidad”, remarcó Oliveto. La situación mejorará si se confirma un escenario de inflación decrecient­e, que para el analista se ubicará entre 20% y 23% el próximo año. De ser así, con la restricció­n forzada del consumo este año, “existe un potencial de crecimient­o bajo una recuperaci­ón del poder adquisitiv­o de unos 5 puntos”.

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CEDOC PERFIL BOMBA A LA DEMANDA. El Gobierno amplió planes de cuotas.

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