Perfil (Domingo)

Indagan por encubrimie­nto a los jefes de la 12

Rafael Di Zeo y Mauro Martín están acusados de proteger a un lugartenie­nte que tenía pedido de captura por un secuestro.

- PATRICIA BLANCO

Rafael Di Zeo y Mauro Martín, capos de la barrabrava de Boca, fueron citados a indagatori­a por la increíble fuga de un lugartenie­nte que tenía pedido de captura por un secuestro. Según fuentes judiciales, Martín deberá presentars­e cerca de Navidad, mientras que Di Zeo tendrá que comparecer en febrero del año próximo.

Esta vez, la impunidad quedó filmada y dejó en evidencia la connivenci­a de barras, policías y el poder político. La escena fue en la cancha de Boca. Lo que sucedió parece extraído de la película El secreto de sus ojos. Pero aquí nadie logró atrapar al prófugo porque la propia hinchada xeneize lo protegió, con un escudo humano que dejó en ridículo a las fuerzas de seguridad.

Maximilian­o “Mey” Oetinger, el número tres de la barra y lugartenie­nte de Di Zeo, ya sabe lo que es tener problemas con la Justicia. Lo vincularon con el secuestro de Abraham Awada, el padre de la primera dama, lo condenaron a 15 años y volvió a caer en un robo tras recuperar la libertad. Ahora lo buscaban por el secuestro de un jubilado ocurrido en 2015. Pero en la noche del 19 de mayo pasado, Mey quería ver a su equipo jugar su chance en la Copa Libertador­es. Llegó al estadio tranquilo en una camioneta MercedesBe­nz. Si hubiera habido algún control, su orden de captura habría saltado.

La División Antisecues­tros de la Policía Federal lo esperó en la cancha, con la certeza de su presencia. El plan era arrestarlo cuando el partido

Maximilian­o “Mey” Oetinger fue detenido en Villa Ballester después de permanecer cerca de siete meses prófugo.

Lo buscaban por su presunta participac­ión en el secuestro de un odontólogo jubilado, terminara, entre las puertas 12 y 14 del estadio. Seguían sus mov imientos desde la Unidad de Control Operativo (UCO) de la cancha, donde se manejan las cámaras instaladas en tribunas, pasillos, escaleras y accesos. Allí estaban el subinspect­or de Antisecues­tros, Pablo Aguirre, que podía reconocerl­o; el subsecreta­rio de Seguridad de la Ciudad, Juan Pablo Sassano, y el comisario inspector de la Federal Angel Ponce, entre otros.

Mey se ubicó en el paravalanc­has junto a Di Zeo y Martín. Iniciado el partido, las cámaras registraro­n cómo Guillermo Bunetta, alias “Mou”, encargado de seguridad de Boca y hoy procesado, le toca el hombro al prófugo y le habla al oído. Inmediatam­ente Mey baja, va al pasillo y habla por teléfono “mirando constantem­ente a las afueras del estadio”. Desde el control se dan cuenta. Apuran su arresto, pero a Mey vuelven a avisarle: mientras la policía sube escaleras, el prófugo se esfuma. Diez minutos después, lo detectan con otra ropa y rodeado de personas. Todo filmado. Al final del partido, 300 barras se agrupan en los pasillos y forman un “escudo humano” para conducir a Mey hacia el estacionam­iento del club, donde lo esperaban cuatro autos.

Mey fue atrapado hace un mes en Villa Ballester tras visitar a su novia. Sus cómplices tendrán que dar explicacio­nes en tribunales en los próximos días. El delito de encubrimie­nto agravado tiene penas de hasta seis años de cárcel.

el caso

ocurrido en abril de 2015, y por el que ya habían sido detenidos dos policías de la Bonaerense.

Con ayuda de policías, barrabrava­s y directivos, en mayo pasado consiguió sortear un operativo en la Bombonera.

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