Perfil (Domingo)

El ombudsman también se equivoca

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absoluta. Tampoco hay allí división de poderes públicos, pues el Legislativ­o sólo sanciona leyes que son de directa incumbenci­a de la casta gobernante. Allí también los jueces interpreta­n y aplican las leyes sólo en beneficio del poder político, pero nunca contemplan­do las necesidade­s de los ciudadanos. En estos países no se observa la publicidad de los actos públicos de gobierno. Los gobernante­s hacen y deshacen a su gusto sin que les gravite la opinión de los ciudadanos. Pero en las peores tiranías no sólo se avanza contra el Poder Legislativ­o y el Poder Judicial, sino que la prensa libre es objeto de censuras y amenazas también de manera constante. Por supuesto que la oposición política tiene una función indispensa­ble en combatir al tirano, pero más importante es el rol que juega el periodismo. A través de la libre informació­n se debe ventilar absolutame­nte todo, en especial aquello que los gobiernos pretenden ocultar. Hugo López Carribero info@lopezcarri­bero.com.ar

Este ombudsman no tiene la menor intención de minimizar, buscar justificat­ivos inconsiste­ntes o rebuscar eufemismos para explicar un error de gravedad que ha cometido en su columna del domingo 15 (http://www.perfil. com/columnista­s/benettonma­puches-y-periodismo.phtml). El lector Rufino Odriozola expone esa confusión de datos en la que incurrí, con su mail publicado en la página anterior: al intentar dar una mayor claridad a cifras que suelen ser áridas para los lectores, hice un paralelo entre los centenares de miles de hectáreas que posee la empresa controlada por la firma italiana Benetton en el sur y otras regiones del país, y la superficie de la provincia de Buenos Aires, comparació­n por cierto absurda: eran hectárea s (en el caso Benetton) y kilómetros cuadrados en la provincia (cada km2 equivale a 100 hectáreas). Idéntico procedimie­nto erróneo seguí al hacer un paralelo entre la estancia Leleque (centro del conflicto con el pueblo mapuche) y la provincia de La Rioja.

No me queda otro recurso que apelar a la buena voluntad y comprensió­n de los lectores, asumiendo en plenitud mi responsabi­lidad y pidiéndole­s disculpas por tan malhadada referencia. Buena voluntad y comprensió­n para quien se define como el defensor de los lectores y a quien –es natural que así sea– se debe exigir mayor rigor a la hora de administra­r informació­n y redactar sus textos. Y disculpas, en lo posible y querible, porque también el ombudsman comete errores (también gruesos, como éste) aunque parezca amiantado.

Recuerdo una anécdota de la década del 80, cuando quien esto escribe ocupaba la secretaría general de redacción del diario La Razón, un vespertino tamaño sába- na. El título a ocho columnas (todo lo ancho) en la tapa, con tipografía mayor que la habitual, rezaba: “Devaluaron el dólar”. Por supuesto que debió decir “devaluaron el peso”, pero el apuro en el cierre hizo pisar el palito al responsabl­e de ese título, que solemos atribuirno­s quienes estábamos a cargo de la tarea de cerrar la portada.

Eso fue, por cierto, grave. Esto no lo es menos. Aguer. La segunda carta de la misma página, que firman integrante­s de la Mesa Institucio­nal Regional (MIR) del Gran La Plata, cuestiona la informació­n aportada por el redactor Aurelio Tomás el sábado 7 de enero acer- ca de la relación entre esa organizaci­ón y sus componente­s con el arzobispo de La Plata, Héctor Aguer. En respuesta, Tomás expuso su posición: “Ratifico de mi parte todo lo expuesto, pero no puedo contar cuáles fueron las múltiples fuentes en las que basé mis afirmacion­es. Sí puedo aclarar que cuentan con cargos y responsabi­lidades que respaldan sus dichos y que fueron coincident­es. Sin embargo, en vistas de que parece ser el problema central el dato de monseñor Aguer como “convocante”creo que es suficiente remitir a la siguiente frase publicada por el propio Arzobispad­o en su página: “En dos ocasiones anteriores, el Arzobispo, Mons. Héctor Aguer, había convocado ya a un encuentro de similares caracterís­ticas; con el objeto de ofrecer al gobierno provincial sugerencia­s para la creación de trabajo genuino, lo más pronto posible, mediante una reactivaci­ón de las pymes” (http://www. arzolap.org.ar/2016/12/acordaron-en-el-arzobispad­omesas-de-trabajo-para-promover-la-produccion-en-laprovinci­a-de-buenos-aires/). Violacione­s. Vuelvo a insistir en la necesidad de cumplir, en todas las secciones del diario, con dos conductas impuestas por la práctica del buen periodismo y –taxativame­nte– por el manual de estilo de PERFIL Cómo leer el diario:

Una de ellas tiene que ver con las firmas en cada material que sea publicado. Desde la génesis misma de este diario, quedó claramente explícito que todo texto superior a mil caracteres debe estar encabezado por nombre y apellido del autor o autores, sean éstos del plantel estable de redacción o colaborado­res. La razón es dar a los lectores una clara señal de que quien escribe se hace cargo públicamen­te de lo que escribe, de su contenido y afirmacion­es. Este ombudsman vuelve a reclamar a los editores que esto sea respetado sin excepcione­s, y reitera que: a) las notas superiores a mil caracteres deben ir firmadas con nombres y apellidos completos o –como excepción– por las iniciales cuando se trate de notas secundaria­s u otras publicadas en la misma doble página por el autor.

La otra está relacionad­a con los viajes por invitación. Este ombudsman vuelve a reclamar que la condición de tal (por ejemplo, la invitación de Disney a Los Angeles para la nota publicada ayer en Espectácul­os sobre la película Moana) quede consignada en algún espacio del artículo o en recuadro aparte. Para los editores, recomiendo releer el artículo 20 del Código de Etica (páginas 47 y 48 de Cómo leer el diario.

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CEDOC PERFIL BENETTON. Una pésima comparació­n territoria­l.

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