Quienes escapan del hambre y quienes escapan de la guerra
Francesco Vecchi es periodista de Canal 5 en Italia y se especializa en la cobertura de la llegada de millones de inmigrantes a través del Mediterráneo.
—¿Cómo ha cambiado la vida de los italianos ante la llegada de esta ola migratoria?
—En Italia esta situación es cada vez más problemática. En el último año han aterrizado 190.000 personas sólo en este país y aunque el número en sí no debería ser difícil de manejar para un país de 56 millones de habitantes, después de casi ocho años de crisis económica y la creciente desigualdad en un contexto social creo que no tenemos las estructuras, proyectos y posibilidad de alojarlos a todos.
— ¿Cómo es la ley sobre los inmigrantes? Porque están clasificados en dos grupos: económicos y los llegan por la guerra.
—Italia reconoce Dice que nadie sabe cómo resolver el tema. la condición de refugiados a los que huyen de la guerra. No reconoce al migrante económico:es decir, si te escapás de un país pobre, es posible que puedas quedarte en Italia, pero como ilegal. Sin embargo, Italia ha respondido a esta emergencia humanitaria: nuestros buques de la Armada y la Guardia Costera salen todas las noches a patrullar y salvan cientos de vidas en el mar y los llevan al único país donde los pueden hacer descender, a Italia. Legal o no, aquí son recibidos, se les da ropa, alimentos, un celular y la tarjeta de llamada. Por cada adulto migrante pagamos 35 euros por día. Por cada menor, 40. Podemos estar o no de acuerdo con el sistema de migración, pero hay que reconocer que el esfuerzo que está haciendo este país con los inmigrantes en Europa no lo hace ningún otro.
—Europa pudo controlar la inmigración, pero en Italia no se ve una solución, al menos al corto plazo.
—La expulsión no sólo es cara, sino que puede ser imposible por falta de documentación y porque hay países que no los reconocen como ciudadanos . ¿Cómo y adónde los llevamos de regreso? Las expulsiones son menos de 5000 por año y los italianos, por desgracia, serán cada vez más intolerante a este fenómeno migratorio. ¿Cómo resolverlo? No sé.