Bases de una economía inteligente del clima
Nuevas finanzas, tecnología y capacidades desarrolladas. Desde distintas organizaciones y gobiernos se proponen medidas concretas para toda la sociedad.
Podríamos ser cómplices de un homicidio transgeneracional, el de nuestros hijos y nietos. Como dijo el investigador británico James Lovelock en 2009 refiriéndose al cambio climático, “miles de millones de personas morirán, la civilización como la conocemos desaparecerá; no hay ya nada que pueda revertir el cambio climático; sin embargo, la vida, de otra forma, sigue”.
Otra visión más optimista. Pero también podemos decir que la humanidad tuvo su primer éxito ambiental por un acuerdo global al haber superado la amenaza del agujero en la capa de ozono a través del Convenio de Viena de 1985 y de la implementación del Protocolo de Montreal de 1987. ¿Por qué no pensar que el Acuerdo Climático de París no va ser un éxito semejante?
Primera vez. El 12 de diciembre de 2015, por primera vez en la historia, el mundo (195 países) se puso de acuerdo para tomar medidas que no permitan que la temperatura global exceda los 2° por encima de la era preindustrial. Medidas de adaptación, mitigación y resiliencia al cambio climático, haciendo un pedido a la comunidad financiera internacional para aportar fondos que ayuden a financiar estas acciones. Asimismo, los países se comprometieron a presentar sus compromisos de reducción de emisiones (llamados Contribuciones Nacionales Determinadas), a hacer reportes y ser monitoreados con objetivos al 2030. Y surge un nuevo concepto que deberíamos llamar economía climáticamente inteligente, una economía pensada para detener el cambio climático, con factores que aceleran la mitigación y permitirán la eliminación de la amenaza del calentamiento global. Factores que aceleran la reducción de emisiones. El primero son las finanzas climáticas
Se creó el Fondo Verde para el Clima, con compromisos de 100 mil millones de dólares anuales, a ser aportados por los países desarrollados, para financiar acciones de mitigación, adaptación y resiliencia al cambio climático en los países en desarrollo.
El G20 hizo el Informe de Finanzas Verdes, que solicita a la comunidad financiera “enverdecer las carteras de inversión”.
La Iniciativa para el Desarrollo del Mercado de Valores Sustentables, de las Naciones Unidas, hace acuerdos con los mercados de valores de cada país para generar instrumentos de inversión y de financiación sustentables.
La plataforma Divest-Invest Philanthropy impulsa desinvertir los portfolios de inversión en proyectos de combustibles fósiles, e invertirlos en proyectos verdes o energías renovables. Cientos de miles de millones de dólares están comprometidos en esta plataforma.
En Argentina, la Iniciativa para el Desarrollo de Bonos Verdes y Financiamiento Climático que impulsan Fundación Eco Conciencia y la Agencia de Naciones Unidas, Cifal Argentina, promueve, capacita y desarrolla
instrumentos de financiación verde, tanto a grupos de inversión como a empresas y gobiernos necesitados de fondos para financiar proyectos.
Como resultado de estas acciones, un reciente estudio demuestra que dos tercios de los inversionistas institucionales del mundo quieren invertir más en actividades económicas de bajas emisiones de carbono y de mitigación del cambio climático. Factor T: tecnología. Las tecnologías climáticamente inteligentes se dispararon en forma exponencial.
Existen hoy tecnologías que capturan el dióxido de carbono de la atmósfera y lo almacenan en la tierra como carbono. (como los árboles).
La tecnología de las celdas fotovoltaicas mejoró de tal forma que hoy es más barato producir energía solar que energía a base de petróleo.
Ya hay tecnologías para producir autos sin emisiones.
Ya hay tecnologías para convertir la basura y los desperdicios animales en energía sin el uso de combustibles fósiles. construcción de capacidades y creación de conciencia.
La construcción de capacidades fue creando un sinnúmero de personas que generan una tendencia global hacia un mundo climáticamente inteligente, demostrando que la capacitación es parte importante de este camino.
Noruega se compromete a ser carbono neutro para 2030.
Costa Rica se compromete a ser carbono neutro para 2021.
China presenta su compromiso de reducir emisiones (Contribución Nacional Determinada) en un 65% para 2013 respecto de su relación con el ingreso bruto.