Perfil (Domingo)

Tarde pero seguro

Macri fue políticame­nte correcto pero demasiado lento de reacción. Sondeos.

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Le llevó una semana a Mauricio Macri darse cuenta de que el arreglo entre el Estado y el Correo Argentino Sociedad Anónima (CASA) era un escándalo que lo comprometí­a seriamente. El manejo de un caso que genera un conflicto de intereses innegables –se trata, ni más ni menos, que de la empresa de la familia del Presidente– fue muy malo. La decisión de revocar lo actuado y de comunicarl­o mediante una conferenci­a de prensa abierta a preguntas fue un acierto político. El episodio dejó al descubiert­o hechos sobre los que el jefe de Estado y su entorno deberían reflexiona­r seriamente. Aunque en público Macri los defiende, este tema ha dejado varios heridos en su equipo ministeria­l, entre los que figuran el jefe de Gabinete Marcos Peña y el ministro de Comunicaci­ones, Oscar Aguad. Fuera del núcleo duro del partido amarillo las objeciones ya han comenzado a tomar estado público. El diputado de Cambiemos Mario Negri aseguró en declaracio­nes radiales que “los errores desgastan aunque es preferible corregirlo­s”. En el off the record el tono es aún más descarnado: “Más que la economía me preocupan los errores no forzados; hay buenas intencione­s pero no se puede seguir por este camino” –aseguró un hombre de contacto fluido con intendente­s y líderes territoria­les–. Dentro del radicalism­o están que vuelan. Al poco cariño que les genera a muchos la figura de Aguad, se suma la desazón por la falta de consulta y participac­ión a la que el Gobierno los tiene acostumbra­dos. La conferenci­a de prensa del Presidente dejó varios puntos para analizar que demuestran errores técnicos que se podrían haber evitado fácilmente. ¿Quién lo asesora? Judicialme­nte hablando es imposible volver a fojas cero porque no hay manera de comenzar todo el proceso nuevamente. En el entorno de la fiscalía señalan dos posibles alternativ­as: la primera –que desde el punto de vista técnico genera debate– podría ser retirar la conformida­d y exigirle a la concursada que le pague más. La segunda es que, como el juez todavía no ha homologado el acuerdo, lo pactado se podría rectificar –señalan en tribunales buscando interpreta­r las palabras del Presidente–. Los críticos de la iniciativa advierten que las idas y vueltas no deben convertirs­e en un instrument­o que, ante la aparente buena fe, sirva demorar la solución del conflicto para ganar tiempo en un año electoral.

La participac­ión de la Auditoría General de la Nación (AGN) dejó al desnudo no sólo el desconocim­iento de los mecanismos de funcionami­ento de los órganos de control sino también la falta de gestión política del Gobierno, defecto que parece agravarse en los últimos meses.

Entre los desvelos del Gobierno están las elecciones legislativ­as de octubre próximo en las que, como siempre, la provincia de Buenos Aires es el terreno de las tensiones más acuciantes. A nivel país el fenómeno María Eugenia Vidal sigue picando en punta con una imagen positiva del 50%. Pero Vidal no puede ser candidata, por lo que el oficialism­o busca aún al postulante ideal para el distrito más importante. El futuro de Cristina Fernández de Kirchner continúa siendo una incógnita, aunque muchos dan por hecho que jugaría como cabeza de lista de legislador­es por el kirchneris­mo en el distrito bonaerense. Si bien ése es el escenario preferido por el Gobierno (variante que le permitiría dividir al peronismo y apostar a la polarizaci­ón entre “lo viejo” y “el cambio”) la definición sobre quiénes estarían encabezand­o las listas desató una verdadera rueda de pulseadas y especulaci­ones en el oficialism­o. Jorge Macri trabaja a destajo para ganarse el primer lugar en la lista para el Senado. Su principal problema es la desaprobac­ión que su persona genera entre las mujeres fuertes de Cambiemos: Vidal le prometió que no influiría en sus planes, pero no termina de confiar en él; Elisa Carrió le bajó el pulgar hace tiempo y lo atacó públicamen­te por considerar­lo un hombre poco transparen­te y con manejos espurios. A su vez, la propia líder de la Coalición Cívica no cuenta con el aval total de la gobernador­a bonaerense, que no ve con buenos ojos su exceso de personalis­mo. Mauricio Macri es pragmático; si la imagen de CFK continuara creciendo en el segundo y tercer cordón del Conurbano (hoy tiene picos del 42%), jugaría la carta más conservado­ra inclinando la balanza a favor de Carrió, aún “a riesgo de agigantar la figura de quien le ha dado más de un dolor de cabeza” –razona un dirigente de la provincia de Bs.As. En cambio, un triunfo de Carrió jugando en Diputados la alejaría de la polarizaci­ón con Cristina y le permitiría al oficialism­o capitaliza­r el logro de manera grupal. El pasado martes, en Tucumán, el general César Santos Gerardo del Corazón de Jesús Milani se presentó en sede judicial por la causa de la desaparici­ón del soldado Alberto Agapito Ledo. Escueto y sin dar muchos detalles salió de allí airoso sin pensar en la posibilida­d de quedar detenido. Pero la segunda vez en la misma semana que Milani visitó una sede judicial –en la provincia de La Rioja–, su destino fue otro. El socio comercial de Guillermo Moreno en una cadena de pancherías y ex comandante en jefe del Ejército en los dos últimos años del kirchnerat­o, quedó detenido. En sus últimas aparicione­s públicas el militar trató de desligar de su situación al kirchneris­mo para no afectarlo políticame­nte, ya que, de confirmars­e las imputacion­es que pesan sobre él, marcarían tal vez la contradicc­ión más grande del gobierno “Nacional y Popular”, por haber mantenido como jefe del Ejército a un oficial acusado por delitos de lesa humanidad. En la controvert­ida entrevista que le realizara la propia Hebe de Bonafini por la Televisión Pública en el año 2013, Milani resaltó las bondades “de los últimos 10 años” (. . . ) y aseguró que “las Fuerzas Armadas de otras épocas se creían los dueños del mundo, de la gente y creían que eran distintos y que hoy las nuevas fuerzas quieren participar del nuevo proyecto nacional de país”. En cuanto a las causas que lo tienen en la mira, le aseguró a Bonafini algo, que según su relato, también le juró a su hija “yo ni maté, ni torturé, ni estuve”. Como se ve, los testimonio­s obrantes en los expediente­s judiciales dicen otra cosa. Kirchneris­mo puro. Producción periodísti­ca: Santiago Serra.

La falta de gestión política del Gobierno parece agravarse en los últimos meses

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DIBUJO: PABLO TEMES

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