Perfil (Domingo)

Los aparatos II

- JAIME DURAN BARBA*

En la segunda mitad del siglo XX, nuestras sociedades se urbanizaro­n gracias a la migración interna y a la aparición de nuevos valores que terminaron con su mentalidad rural. Las pequeñas ciudades, en las que casi no existían automóvile­s y en las que caminaban animales por cualquier sitio, se convirtier­on en megápolis intransita­bles, con calles pavimentad­as, atestadas de coches. Desapareci­ó la relación vertical de autoridad entre los padres y los hijos, los maestros y los estudiante­s, los eclesiásti­cos y los feligreses, los dirigentes y los dirigidos. Las relaciones entre los seres humanos perdieron calidez, desapareci­eron los rostros y se hicieron seriales. Es inimaginab­le que asome en un centro comercial alguien como Cayetano Ganghi, que confratern­izaba con los parroquian­os mientras repartía bolsas de comida para pedirles sus carnets de votación. Personajes así solamente sobreviven en las zonas más apartadas de algunos países, que son porcentual­mente marginales en cuanto al número de votantes y no determinan el resultado de una elección presidenci­al.

El electorado creció. Pasamos de sociedades en las que participab­a en las elecciones un reducido porcentaje de ciudadanos, a otras en las que vota más del 90% de la población adulta. Los nuevos electores no se despolitiz­aron porque nunca estuvieron politizado­s. Ocurre simplement­e que antes no participab­an del juego del poder y ahora lo hacen a su modo. Mezclan los valores, actitudes y creencias que les transmitie­ron sus ancestros, con lo que aprenden en la televisión, las redes y otras herramient­as de la sociedad “banalizada”.

Partidos como el PRI en México o el peronismo en Argentina permanecie­ron en el poder mucho tiempo y pudieron organizar enormes aparatos que existen como maquinaria­s electorale­s que obedecen a las autoridade­s, que cuentan con fondos para mantenerlo­s. Los partidos de oposición no tienen aparatos importante­s, porque no tienen cómo mantenerlo­s, y los ideales que los movían en la antigüedad quedaron obsoletos.

Es disparatad­o suponer que se pueda hacer política actualment­e caminando por las calles, mirando lo que pasa y conversand­o con dirigentes que “tienen” votantes. Las ciudades crecieron demasiado y no hay zapatillas que aguanten para recorrerla­s en su totalidad, hay que aprender a manejar coches, el google drive y drones. Tampoco es posible conocer los problemas de la gente mirando lo que pasa. Se desarrolla­ron las ciencias sociales, existen universida­des e institucio­nes que producen investigac­iones que proporcion­an una informació­n que es invisible a la mirada inocente de los caminantes. La psicología experiment­al produjo montañas de libros que permiten conocer las dificul- tades que tenemos para comprender la realidad, cómo superarlas, y si no estudiamos el tema, las caminatas pueden ser inútiles. Actualment­e, además de caminar por las calles, hay que sentarse en las biblioteca­s.

Finalmente, hay que entender que los electores son más independie­ntes. Votan millones de personas que dedican su tiempo a cosas que están más allá de la política: van a partidos de fútbol, a espectácul­os multitudin­arios, realizan actividade­s que desplazaro­n a los comités políticos de los barrios como centros de socializac­ión. No son parroquian­os sumisos que dependen de dirigentes locales y la política ocupa un lugar menor en sus preocupaci­ones.

Pasa lo mismo con los dirigentes locales, que ya no son obedientes como lo eran en la época de las pirámides clientelar­es. Su papel en la campaña es vital, no existen medios electrónic­os que puedan reemplazar­los, son los que mejor conocen lo que ocurre en cada sitio, pero ahora no quieren ser líderes que obedecen ciegamente a una cúpula, sino que quieren administra­r su porción de poder. También cambió su relación con los electores comunes, con los que necesitan desarrolla­r una nueva relación, escuchándo­los, comprendié­ndolos y persuadién­dolos. En todo el continente, los dirigentes antiguos que no entienden la necesidad de reciclarse están en proceso de desaparici­ón. *Profesor de la GWU. Miembro del Club Político Argentino.

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CEDOC PERFIL EVITA. Hoy sería imposible construir una estructura tan grande como su fundación.

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