¿DEFENSORES? DE DERECHOS HUMANOS
para mil reflexiones. A mí hay una sola que me interesa rescatar de entre la maraña de argumentos viales, reflejos solares y de prevención que se discuten. La actitud que le cupo a la mujer atropellada, que lastimada y rengueando, se levantó como un rayo, sobrepasó y esquivó, sin mirar siquiera, a quien era el conductor (que en ese instante estaba descendiendo del auto) buscando desesperadamente reencontrarse con su razón de ser, para verificar que a su chiquito no le hubiera pasado nada, que estuviera bien. Un simple repaso sobre las prioridades que asignamos a nuestras urgencias los mortales nos mostrará que existen diferencias entre unos y otros. Es probable que si pudiésemos extractar cien casos, en circunstancias similares, las cien mujeres que hubieran pasado por esa situación hubieran tenido la misma prioridad. Los hijos. Porque eso, “eso es ser madre”. Juan José de Guzmán jjdeguz@gmail.com alimentos con contenidos que promuevan la prevención, la educación, la promoción e información para la salud. Prof. Dr. Damián Pablo Ballester Farmacéutico MN:14001 dpballester@ciudad.com.ar Ningún ser humano puede erigirse en dueño y señor que disponga de la vida o muerte de otro ser humano. No existe una sola razón que lo justifique. Esto es válido tanto para los que ejercen el poder, como para aquellos que intenten subvertir las instituciones mediante acciones terroristas. Es necesaria esta aclaración, para evitar ser identificado erróneamente con alguno de los dos actores descriptos. Ante las recientes –e inaceptables– declaraciones del Sr. Gómez Centurión negando realidades sucedidas durante el gobierno militar, surgieron voces estridentes de organizaciones de derechos humanos, condenando con razón tales expresiones y reclamando la renuncia a su cargo en la Dirección de Aduanas. Pero ante las expresiones del Sr. Zaffaroni, indigno ex juez de la Corte Suprema –“ahorcaría al fiscal Nisman si viviera”, se infiere que éste no hubiese podido eludir su muerte, porque si fracasaban los que lo ejecutaron, estaba esperando Zaffaroni para hacerlo–, no se escuchó una sola voz de condena, ni de reclamo de su renuncia como miembro de la Comisión de Derechos Humanos de la OEA. Es evidente la hipocresía de los que conducen estas organizaciones, que discriminan entre los humanos que coinciden con su ideología, y los que no lo hacen. Emilio Zuccalá emiliozuccala@yahoo.com.ar Aceptamos que si a un ex funcionario la Justicia lo investiga es porque sufre persecución política y si al presidente de la Nación se lo insulta, es porque hay razón para insultarlo. En fin, se perdió el principio del respeto a la autoridad y se prefiere la impunidad. Se valora sólo el “circo y el pan”. En un país donde se confunde Justicia con impunidad, donde se perfecciona el robo desde el Gobierno y donde el pueblo robado se conforma con migajas, se honra ser colonia. Podremos algún día comprender que necesitamos reflexionar sobre una verdadera información sin relato para poder eliminar a los que se creen dueños del poder. Rubén Peretti rubendperetti@gmail.com 14 bis de la Constitución Nacional protegiendo a los trabajadores y por el contrario dificulta su acceso a una indemnización justa, con nuevas trabas burocráticas en las demandas a las ART? Entiendo que la falta de experiencia política y la sobrevaloración de las capacidades técnicas de algunos funcionarios no han permitido encontrar el rumbo. Pero la restricción del consumo de la clase media, las panzas vacías de los indigentes, los carritos de los que revisan los residuos callejeros, la falta de proyectos en los jóvenes y niños pobres (la mitad del total) que los pone en el umbral de la desesperanza, la miserable jubilación que cobran millones de jubilados, la baja autoestima y depresión de los que han perdido su medio de vida, están esperando que los gobernantes (algunos culpables y otros sólo responsables de la situación actual) encuentren su norte en un acuerdo socioeconómico amplio, sin egoísmos ni exclusiones. Miguel Angel Reguera miguelreguera@yahoo. com.ar clase media y alta, que muy genuinamente pretenden vivir en una sociedad donde se establezcan premios y castigos para las conductas de los seres humanos. Así, con un criterio muy atendible se manifiestan diciendo que una persona de 14 años puede comprender perfectamente la criminalidad del acto, cuando le quita la vida a otro ser humano, por ejemplo en el marco de un homicidio en ocasión de robo. Sin embargo, no está nada claro que la penalización a partir de los 14 años fuese la solución para la prevención de los delitos graves. Esto es así toda vez que el Código Penal es por naturaleza una herramienta de penitencia y sanción, para aquellos que ya han cometido un delito, pero nunca un instrumento disuasivo para los que piensan cometer un homicidio, por ejemplo. Es decir que el Código Penal se aplicará como paliativo de los delitos ya cometidos para pretender que el delincuente retribuya a la sociedad el daño que ha generado. Esa retribución se hará en un estableciendo carcelario y durante un determinado tiempo, en el cual Estado pretenderá resocializar al reo. De esta forma, con la baja de imputabilidad, tendremos más personas incluidas en el sistema judicial y carcelario, pero no veo la posibilidad cierta en que se advierta una baja en el índice de criminalidad callejero. Si lo que se persigue, con la baja de imputabilidad, es conseguir más sanciones carcelarias, vamos bien. Pero no alberguemos inútil, y erróneamente, otro tipo de expectativas. Dejo claro que, a mi modo de ver, es cierto que a los 14 años se tiene el discernimiento suficiente para comprender la criminalidad de un asesinato, pero no por ello dejo de advertir a la sociedad que el Código Penal no ha de ser la solución mágica y salvadora para esta problemática. Hugo López Carribero Director Instituto de Derecho Penal. Colegio de Abogados La Matanza. info@lopezcarribero.com.ar Por un problema de salud, el Defensor de los Lectores de PERFIL, Julio Petrarca, no ha podido escribir su habitual columna.