LOS OCHO INTRUSOS
Ardilla de vientre rojo Algas didymo Mejillones dorados Rana toro nativa. La experiencia piloto consiste en la erradicación del tamarisco en la reserva mendocina Laguna de Llancanelo.
El caso más conocido en el país es el del castor en Tierra del Fuego que se originó cuando a fines de la década del 40 se lo introdujo para fomentar, sin éxito, la industria peletera. Su hábito de talar árboles para formar diques “produce un impacto irreversible en el bosque de ribera que si no se trata se convierte en una especie de pastizal eterno”, advirtió el biólogo Adrián Schiavini, responsable del Componente Castor de la Eneei. Se calcula que hay 100 mil castores y 30 mil hectáreas de bosque afectadas, por lo que se comenzó con una prueba piloto en siete áreas para erradicarlos con el uso de trampas.
También quieren controlar especies traídas para la producción de carne, como el caracol africano gigante, que en Misiones afecta la producción hortícola, y la rana toro en Córdoba, que es un gran predador de peces, insectos, pichones de aves y mamíferos nativos. Ambas especies tienen el potencial de transmitir enfermedades. “El mejillón dorado, que llegó en las aguas de lastre de los barcos, arma colonias en las tomas de agua Caracol africano Ligustros Castor Tamariscos de los ríos y genera costos de mantenimiento de esas instalaciones”, afirmó Moreno.
Años atrás se introdujo como mascota la ardilla de vientre rojo en Buenos Aires, Santa Fe y Córdoba, que al estar libre roe cables de distintos servicios, afecta la producción frutícola y compite con especies nativas. El proyecto propone el control para evitar que se extienda más al norte, a la selva de Yungas. “Una vez que se genera el proceso de invasión es muy difícil después volver a cero, lo que se puede hacer es contenerla. Lo más importante es prevenir”, concluyó Moreno.