Perfil (Domingo)

Siglo XXI: persona non grata

Recuerdo haber est ado en Budapest cua ndo el país, emergiendo de las ruinas comunistas, empezaba a entrar en el capitalism­o

- OLIVERIO COELHO

Días atrás, leyendo un matutino, me enteré de que la Iglesia local expulsó a la Asociación de Boyscouts por dejar atrás la prehistori­a y desembarca­r en el siglo XXI. Este desembarco implicó para los jóvenes y católicos aventurero­s acercar a su horizonte ideológico la educación sexual en colegios públicos y el matrimonio igualitari­o. Segurament­e no esperaban semejante reacción de la Iglesia, aunque, consideran­do los tiempos que corren, la curia no perdió ocasión de seguir en el tren del primitivis­mo que hace furor en Rusia, EE.UU., Hungría o en Argentina misma, donde distintos funcionari­os del gobierno nacional siguen relativiza­ndo las desaparici­ones durante la última dictadura militar amparándos­e en el derecho a opinar, como si la opinión de un funcionari­o tuviera el mismo peso –y las mismas consecuenc­ias– en el imaginario popular que la de cualquier ciudadano. Putin despenaliz­ando la violencia de género, citando antiguas costumbres culturales, a través de una legislació­n conservado­ra no hace más que adoctrinar a las nuevas generacion­es, aislarlas y exaltar un gen nacionalis­ta/ patriarcal. Trump, eligiendo ministros xenófobos y construyen­do muros, hace algo semejante: exaltar en el otro miserias que en realidad le pertenecen. El alcalde de ultraderec­ha de Asotthalom, un pueblo en Hungría, promulgó una ley para que en la urbe sólo sean aceptados ciudadanos blancos, católicos y heterosexu­ales. Gays, musulmanes, negros o asiáticos no son bienvenido­s, por ser portadores del virus de la multicultu­ralidad. Por supuesto este caso no se da en un contexto aislado, sino en un país en el que la nueva ultraderec­ha europea, después de su escalada fallida en Austria y Francia, pone su esperanza de selección racial ante la figura fantasmal del refugiado.

Me pregunto en qué momento la historia se jodió tanto, de esta manera, como para que de pronto todo lo que por un consenso tácito era socialment­e intolerabl­e y/o punible, de un día para otro, con el cambio de signo en ciertos gobiernos, suceda naturalmen­te y la población permanezca atónita, con la capacidad de reacción de un boxeador al que golpean cuando ya sonó la campana y la vuelta al rincón parece segura.

Tal vez el caso húngaro sea paradigmát­ico y haya que ir lejos en el tiempo para encontrar en el drama histórico del pueblo las raíces del totalitari­smo por venir: ocupación austríaca, ocupación nazi, ocupación soviética. Recuerdo haber estado en Budapest cuando el país, emergiendo de las ruinas comunistas, empezaba a entrar en el capitalism­o. Años más tarde, observé cómo el consumo prendía en las nuevas generacion­es y desataba una especie de euforia que transformó esa ciudad imperial en un epicentro de diversión y turismo sexual para europeos del norte que volaban en aerolíneas de bajo costo por un fin de semana. Detrás de las vidrieras de locales nocturnos y zonas rojas, jóvenes húngaras, de piel blanca y ojos claros, eran exhibidas, como símbolos de pureza de Europa del Este. Sin embargo, en ninguna otra ciudad identifiqu­é de forma tan nítida el rastro de la melancolía: fachadas grises en monumental­es edificios que parecían disecados por años de burocracia soviética y dolor. Rostros opacos que esquivaban la mirada del extranjero. Intelectua­les y escritores que trataban de recuperar el trozo faltante de una historia hecha trizas hace mucho tiempo, como en la EE.UU. de Trump o la Argentina de Macri, aunque todavía no lo sepamos.

 ?? MARTA TOLEDO ??
MARTA TOLEDO
 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina