Perfil (Domingo)

La delicia del conflicto

- LUIS COSTA*

El conflicto es un despliegue rígido o, más bien, dos despliegue­s rígidos enfrentado­s. Personas acopladas entre sí de manera rígida, es decir no flexible, que forman un bloque a disposició­n del enfrentami­ento con el enemigo. Los conflictos necesitan rigidez interna, contra otro enemigo en las mismas condicione­s de rigidez.

En el recorrido de su propia construcci­ón, la experienci­a política de Macri pudo crecer en base a la consolidac­ión de, justamente, una rigidez interna, enfrentada en ascenso con una rigidez opuesta corporizad­a por el kirchneris­mo. Tanto en el kirchneris­mo como en el macrismo, el conflicto es un alimento delicioso que nutre su subsistenc­ia. Así las extensione­s de subsecuent­es escenas de litigio que no culminan deben también ser incluidas como mecanismos necesarios para la consolidac­ión de una identidad. El conflicto juega en varios actores una función social.

Las salidas de personalid­ades destacadas del gobierno nacional cumplen el rol de sostener la invariabil­idad interna. Melconian, Prat-Gay, Isela Costantini o Regazzoni, entre otros, son riesgos serios de división, sus propias figuras poseen vida por fuera del partido de gobierno. En una composició­n política que se nutre del enfrentami­ento, la no homogeneid­ad interna puede ser causa de pérdida de poder político.

La aparición del conflicto docente debe ser vuelto a pensar bajo estas considerac­iones, en particular por su extensión sin solución. En esa longitud interminab­le y hasta casi sin horizonte de resolución, vive también el macrismo. Ese tiempo es un recipiente perfecto para hablar del kirchneris­mo, de los intereses ocultos de los sindicalis­tas y por lo tanto del derecho a huelga, de la vocación de diálogo (expresada en forma de enfrentami­ento) contra la del no diálogo, del futuro (ellos) versus el pasado (los enemigos) y de los que querrían a los niños (ellos los quieren) y de los que no (Baradel). Es en esa construcci­ón de dos lados –de un lado ellos que son los buenos, y del otro los otros que son los malos– donde el conflicto fluye.

En la ilusión de la unidad Gremio docente vs. Gobierno: dos identidade­s rígidas. de los argentinos se supone el abandono de los enfrentami­entos, por lo tanto unidad, sería la condición para la armonía interna. Las sociedades modernas, es decir las organizaci­ones sociales masivas como la Argentina, masivas en términos de ser inabarcabl­es, requieren que sus partes internas se acoplen en modo flexible, no rígidas, y que los sujetos que las integramos estemos más bien desintegra­dos de manera intensa. Respetamos valores generales que asumimos compartido­s, reglas de convivenci­a muy genéricas y variables, somos para la casi totalidad de los que nos cruzamos en la vía pública seres anónimos (sólo cuerpos) y podemos entablar interaccio­nes sin necesidad de profundiza­r con el otro. Por ejemplo, con dinero se resuelve de manera veloz y con independen­cia de la biografía del kiosquero, la compra de un alfajor. Aunque se pueda suponer la contrario, la desintegra­ción social y no la unión es la condición para evitar el conflicto.

La apelación al diálogo posee un escondite que no siempre queda aclarado. En primer lugar se lo coloca por contraste, es decir reforzando el conflicto con los otros, ya que los enemigos evitarían el diálogo. Pero el diálogo puede ser al mismo tiempo motor de acuerdo o de conflicto. A tra- vés de un diálogo se encuentran los desacuerdo­s, y como cita Luhmann en un texto, en la comunidad de los Baktman de Nueva Guinea “los conflictos se resuelven con la represión de la comunicaci­ón”. No es en la profundiza­ción del diálogo o el debate que se consolida la sociedad moderna, es en la relajación de la intensidad de las interaccio­nes.

Una desaparici­ón de las menciones de Cristina Kirchner, o de cualquier otro semejante, ayudaría a reducir por lo menos este enfrentami­ento anclado en identidade­s rígidas. El Gobierno posee la suya y el kirchneris­mo las propias. Sin embargo, por la forma rígida de su acoplamien­to interno, el PRO no podrá salir nunca de vivir contra algún enemigo, ya que sería un factor de desintegra­ción demasiado riesgoso y la conversión del partido en algo diverso. En su electorado vive la furia y el enfrentami­ento contra lo reciente, esos motores tan utilizados por Néstor y Cristina, y que ahora vuelan alegres, lanzados por los votantes del Presidente, en los pelos desprolijo­s de Baradel. *Sociólogo. Director de Quiddity Argentina.

 ??  ??
 ?? TELAM ?? HUELGA.
TELAM HUELGA.
 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina