Bares escenográficos se suman a la movida
Uptown recrea una estación de subte neoyorquino en pleno palermo. nápoles funciona dentro de un anticuario y Boticario, como una vieja farmacia.
En la esquina de Arévalo y Nicaragua hay un edificio de un hotel histórico y un restaurante. En el medio, unas escaleras invitan a sumergirse en una propuesta gastronómica más que innovadora: con una ambitación y estética inspirada en una estación de subte de Nueva York, con molinetes y vagones incluidos, el próximo miércoles abre sus puertas Uptown, un bar “subterráneo” en pleno Palermo, donde además de una buena dosis de coctelería, la experiencia y el concepto que se tiene son lo más importante. Casi como si fueran escenografías de lugares donde se cuenta una historia.
“Uptown viene a ocupar un nicho, que vendría a ser algo intermedio entre un bar y una disco, más parecido a un club neoyorquino que a un típico bar de Buenos Aires. Es algo bien conceptual, inspirado en una estación de subte, donde para ingresar uno baja desde la calle y desemboca en una estación”, cuenta Andrés Rolando (31), dueño del lugar y creador de otras propuestas innovadoras
como el ‘speakeasy’ Nicky Harrison. Adentro, la ambientación va entre lo clásico y señorial, y lo “trash”, con paredes grafitadas que contrastan con el glamour de los tragos que se sirven.
Es que con el auge que vive la coctelería en la ciudad, y la sofisticación de los paladares de los consumidores que se animan a nuevos sabores mucho más allá de los clásicos fernet con coca y cerveza clásica; las nuevas propuestas de bares y restaurantes buscan ofrecer ese plus que encuentran tanto en las ambientaciones como en las experiencias que ofrecen.
En Boticario, otro bar que abrió hace poco en Palermo, Juan José Ortiz (26) buscó darles a quienes se acercan hasta allí una historia, que se cuenta apenas uno entra a este lugar, ambientado como una botica –una farmacia antigua que fabricaba sus medicamentos– donde un personaje ficticio –Salvador Cortez– es el boticario que ofrece sus macerados, que están en frascos en una bodega a la vista.
“Yo estudié Publicidad, así que siempre busco tener algo que contar. Acá la historia es la vuelta del boticario, y la estética del lugar responde a esa idea, a cómo se recuperó la botica cuando Salvador Cortez, el personaje de nuestro bar, llegó de su viaje”, cuenta Juan José Ortiz (26), dueño de lugar.
Como inspiración, visitaron varias veces la farmacia La Estrella en San Telmo, donde descubrieron además historias que los ayudaron a conseguir su propio concepto. “Acá el cliente se anima a probar de todo, y se vuelven cada vez más exigentes, por eso busca que la propuesta tenga una personal idad propia”, agrega.
En San Telmo, el boulevard Caseros también ve desembarcar nuevas propuestas como Nápoles, el bar restaurante que surgió como una extensión del anticuario boutique que Gabriel del Campo abrió a pasos de Parque Lezama, donde entrar es casi una invitación a viajar en el tiempo.
“Nápoles es un lugar tan especial, que las cosas pasan al revés, la gente afuera, los autos adentro”, dicen desde el lugar, e incluso invitan a que “si venís con tu Bugatti, te dejamos estacionarla al lado de tu mesa”. “Armamos la carta con cócteles aperitivos, para ir pintando el barrio de color cóctel”, cuenta el bartender Sebastián Atienza, que asesoró en el armado de la carta.
“El cliente es cada vez más exigente y busca propuestas con personalidad”, dicen en Boticario