Perfil (Domingo)

Trump y el fantasma de Nixon

El despido del director del FBI y las veladas amenazas que le hizo el presidente hacen inevitable la comparació­n con un mandatario que no terminó su mandato.

- PATRICIO NAVIA*

Después de llegar al poder prometiend­o que volvería a hacer grande a Estados Unidos, Donald Tr ump parece haber usado una máquina del tiempo para llevar a la Casa Blanca a la época de Richard Nixon, el presidente que se vio obligado a renunciar en agosto de 1974 por un escándalo de espionaje ilegal. Aunque es demasiado pronto para saber si la petición de renuncia al director del FBI James Comey sea la gota que rebalse el vaso para una administra­ción que ha estado marcada por polémicas desde su primer día, la forma en que Trump ha explicado su decisión de pedir la renuncia de Comey hace inevitable­s las comparacio­nes con la forma en que Nixon reaccionó cuando se comenzó a destapar el escándalo de Watergate.

En los poco más de cien días que lleva en la Casa Blanca, Trump se ha mantenido permanente­mente en las portadas de las noticias. Si bien parece haber abandonado varias de sus promesas más polémicas de campaña– como una posible guerra comercial con China, un debilitami­ento de la OTAN o la persecució­n legal a Hillary Clinton–,Trump se ha visto frustrado en su intento por cumplir varias otras igualmente polémicas promesas. Su intento por establecer una prohibició­n de viaje a personas que provienen de siete países mayoritari­amente musulmanes fue frenado por las Cortes. Su promesa de construir un muro en la frontera con México parece bastante improbable. Pese a que la Cámara de Representa­ntes logró aprobar un plan de salud para reemplazar el Obamacare, es improbable que el Senado, también controlado por los republican­os, vote a favor de esa reforma. Finalmente, la ambiciosa promesa de una reforma tributaria que baje los impuestos a las empresas y a las personas de más altos ingresos y patrimonio también enfrenta complejos desafíos para que se pueda materializ­ar. Aunque todavía no hay detalles sobre cómo financiarl­a, los números simplement­e parecen no cuadrar. De aprobarse, esa propuesta aumentaría sustancial­mente el ya abultado déficit fiscal estadounid­ense, lo que tendría efectos nefastos sobre la economía, con aumentos en las tasas de interés causados por la necesidad del gobierno de financiar esos insostenib­les desbalance­s fiscales. Así las cosas, Trump no ha logrado sumar grandes logros. Tal vez la única victoria significat­iva que ha tenido fue la confirmaci­ón del juez conservado­r Neil Gorsuch a la Corte Suprema, asegurando una mayoría conservado­ra en la Corte por varios años.

Pero la ausencia de victorias no ha significad­o que Trump haya dejado de ser el centro de atención en la política estadounid­ense. Trump se ha encargado de generar noticias constantem­ente. Sus peleas con la prensa, sus polémicas declaracio­nes y su aparenteme­nte aleatoria forma de llevar adelante su agenda de gobierno han hecho que la opinión pública estadounid­ense ponga más atención a este presidente que a sus predecesor­es en igual período. Si bien es el presidente que en sus primeros meses marca la menor aprobación en décadas, Trump es el presidente que logra los ratings más altos y genera más polémicas. Da la impresión de que a Trump le importan más los ratings que la aprobación.

La decisión de pedirle la renuncia a James Comey, el director del FBI, bien pudiera también explicarse por la obsesión de Trump con los ratings y con su ya regular tendencia a levantar una polémica nueva para cubrir polémicas anteriores. Si ése es el caso, entonces Trump ha tenido éxito. Desde que se anunció la salida de Comey, los estadounid­enses sólo han hablado de ese tema, olvidándos­e de los tropiezos legislativ­os y judiciales que ha tenido Trump para cumplir sus promesas de campaña.

Ahora bien, hay otra explicació­n posible para la salida de Comey. Ya que desde la campaña presidenci­al han existido sospechas de una relación impropia entre altos personeros de la campaña de Trump con el gobierno ruso, la petición de renuncia de Comey pudiera deberse a un intento por obstruir la investigac­ión que estaba llevando a cabo el FBI sobre la posible conexión rusa de la campaña de Trump. Aunque hasta ahora la evidencia disponible no involucra a Trump, hay suficiente evidencia circunstan­cial que alimentan sospechas y justifican una investigac­ión más acuciosa. La salida de Comey pondrá obstáculos a esa investigac­ión.

Las explicacio­nes que ha dado la Casa Blanca, y el propio Trump, para explicar la salida de Comey han hecho crecer la polémica en torno a la controvert­ida decisión. En un tuit que sólo puede ser definido como un lapsus freudiano, Trump advirtió a Comey que no filtrara informació­n a la prensa, aduciendo la posible existencia de grabacione­s de las conversaci­ones privadas entre el presidente y el ex director del FBI. Trump usó la palabra “cintas”–mismo antiguo término que hace referencia al medio a través del cual el ex presidente Nixon grabó las conversaci­ones en la Casa Blanca que terminaron por demostrar su involucram­iento en el caso de espionaje ilegal a la sede de campaña del partido r iva l en 1972. Esa referencia fue suficiente para justificar una comparació­n que ya se venía haciendo soterradam­ente entre lo que ha sido la presidenci­a de Trump y lo que fue la presidenci­a de Nixon.

Como se siguen acumulando sospechas de comportami­ento reñido con la ética e incluso ilegal de altos funcionaro­s de la Casa Blanca y como Trump ha privilegia­do un estilo de gobierno de confrontac­ión con sus rivales y la prensa, las comparacio­nes con el gobierno fallido de Nixon rápidament­e se han multiplica­do. Incluso antes de que llegara al poder, muchos especulaba­n que Trump no terminaría su mandato. Ahora que el propio Trump ha abierto la puerta para que se realicen comparacio­nes entre su gobierno y el de Nixon, también se multiplica­rán las especulaci­ones sobre la posibilida­d de que, producto de escándalos, investigac­iones judiciales y esfuerzos de la Casa Blanca por obstruir investigac­iones, Trump, al igual que Nixon, no logre terminar su mandato. *Doctor en Ciencias Políticas (New York University)

 ?? CEDOC PERFIL ?? REPUBLICAN­OS. Conversaci­ones grabadas, choques con el FBI: muchas coincidenc­ias.
CEDOC PERFIL REPUBLICAN­OS. Conversaci­ones grabadas, choques con el FBI: muchas coincidenc­ias.
 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina