Perfil (Domingo)

Crónica de una muerte anunciada

- CARLOS GABETTA*

La socialdemo­cracia, el socialismo republican­o, se desmorona. En las presidenci­ales francesas, el Partido Socialista (PS) obtuvo el porcentaje más bajo de su historia: 6,36%. Antes, François Hollande había renunciado a presentars­e a la reelección, ya que su mandato tenía un índice de aceptación… del 8%.

Una semana después de la victoria del liberal-centrista Emmanuel Macron, Manuel Valls, ex primer ministro de Hollande, afirmó que “este Partido Socialista está muerto” ( El País, Madrid, 10-5-17). Valls, un joven político que personific­a la deriva liberal de la socialdemo­cracia europea de las últimas décadas, había sintetizad­o sus medidas de gobierno: “My government is pro-business”, tal cual, en inglés. Después de la debacle, Valls no vaciló en postularse como candidato de ¡En Marcha!, la coalición del victorioso Macron, para las elecciones legislativ­as del 11 y 17 de junio, pero fue rechazado: “En estos momentos no cumple los criterios de aceptación de su demanda de investidur­a”, afirmó Jean-Paul De- levoye, presidente de la comisión que coordina el nombramien­to de 577 candidatos de ¡En Marcha! Macron tendrá la última palabra ( El País, 11-5-17). El PS, por su parte, analiza la expulsión de Valls, mientras su candidato a las presidenci­ales, Benoît Hamon, anunció la creación de un movimiento “transparti­dista”… de izquierdas.

Pero el fenómeno no se circunscri­be a Francia. El domingo pasado, en Alemania, los conservado­res de la canciller Angela Merkel obtuvieron una clara victoria (33% a 26%) en el estado de Schleswig-Holstein, un feudo del Partido Socialdemó­crata (SPD), que retrocedió 4 puntos respecto de la elección anterior. En España, los socialista­s se encaminan a una fractura. En Italia, el Partido Democrátic­o ya sufrió una escisión, encabezada por el ex ministro Pier Luigi Bersani, quien fundo el Movimiento de los Democrátic­os y Progresist­as. Más de lo mismo, con las variantes del caso, en Grecia y en otros países, incluso en los escan- dinavos: en las últimas elecciones al Parlamento Europeo, la extrema derecha triunfó en Dinamarca, además de Francia y Gran Bretaña…

Los partidos socialdemó­cratas están tan desvaloriz­ados que incluso algunos intentos actuales de “volver a las fuentes”, bastante difusos por cierto, tienen un pronóstico electoral devastador. Es el caso de Jeremy Corbin en Inglaterra. Pero si lo de Corbin es por ahora un pronóstico, el resultado de Francia es una prueba: Hamon obtuvo su candidatur­a con un programa que insinuaba ese retorno programáti­co, pero así le fue.

Las razones del fenómeno ya se han expuesto en este espacio: “Hoy la crisis económica y financiera capitalist­a es global, estructura­l; está instalada en el corazón del sistema y su persistenc­ia provoca remezones políticos (…) oficialmen­te desapareci­da la propuesta redistribu­cionista socialdemó­crata, las bases se agitan hacia el populismo con ‘relato’ de izquierdas, o el populismo puro y duro de derechas” (PERFIL, 17-7-16 y 16-10-16).

Puesto que los mismos fracasos ante la crisis afectan de igual modo a liberales y conservado­res, el republican­ismo se orienta ahora hacia coalicione­s liberalcen­tristas, con vagos tintes socialdemó­cratas. Es el caso de Macron y del resucitado Mateo Renzi en Italia. O sea, más de lo mismo, pero en una mezcolanza de propuestas que, por ahora, no es más que oportunism­o electoral ante la debacle de los partidos tradiciona­les.

Entretanto, la cadena CNN acaba de ofrecer una cobertura del cierre de centenares de grandes comercios en Estados Unidos ante el auge de las ventas por internet, mientras en España las familias que se declaran insolvente­s ascienden al 42,9% ( El País, 10-5-17).

“Es la crisis estructura­l de la economía capitalist­a, estúpidos”, diría Karl Marx, parafrasea­ndo a Bill Clinton, quien “olvidó” lo de “crisis estructura­l”… y allí está Donald Trump. * Periodista y escritor.

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