Malentendidos que generan los mejores momentos
Es Invencible la cuarta obra del dramaturgo y guionista inglés Torben Betts. Este texto de 2014 fue estrenado dos años después en castellano en Bilbao y luego en Madrid, con dirección de Daniel Veronese. Es el mismo director quien ahora asumió la adaptación del texto, que tiene mucho de autobiográfico. Fue Betts quien se mudó de Londres ante la crisis financiera y por lo que él mismo relata en los diarios españoles es un fiel opositor a los enfrentamientos armados que emprende su país de origen.
La estructura es sencilla, con sólo dos matrimonios de distinta clase social y cultural, juega con antagonismos y entrecruza vidas. La obra elige el camino del malentendido casi como fórmula y consigue sus mejores momentos allí. La confusión que crea al hablar de un tema de tal manera que puede ser interpretado como que se está tratando otro es un recurso usado, pero siempre eficaz cuando se saben tejer bien los diálogos y en esta versión firmada por Betts y Veronese lo consiguen.
Toda la puesta está sumamente cuidada desde la estética, buscando siempre la credibilidad, esto se evidencia tanto en la escenografía de A lber to Negrín como en el vestuario de Valeria Cook. Pero hay debilidades en la marcación del elenco, ya que no todos tienen la misma experiencia escénica. Es importante subrayar el que esté en un escenario comercial una actr iz del talento de Valeria Lois. Por sus caracterizaciones en los espacios independientes con espectáculos como Afuera, Dos minas, Paraná porá o La mujer puerca, por nombrar sólo algunas, se merecía este lugar en la cartelera de Corrientes, que ganó con trabajos inolvidables y por eso mismo intensifica cada diálogo que tiene con Héctor Díaz o con Carlos Portaluppi. Otros intérpretes absolutamente teatrales. Pero al lado de ellos está Guillermina Valdes, aquí con su segunda experiencia escénica y fue descuidada desde la dirección con una caracterización que se inicia de un modo, pero que se diluye. Su protagonista es vulgar, grosera y es convincente en las primeras escenas, pero luego pierde totalmente ese registro. Tiene seguridad escénica pero no alcanza en momentos dramáticos donde se pone en juego más la trayectoria profesional. Esos duelos no consiguen la total certeza porque uno de sus vértices está débil frente a la profundidad de los otros.
Invencible propone juegos, desencuentros sociales, levanta banderas como ideología y belicismo, confronta principios educativos y también se pregunta qué es el arte. Cada uno de estos temas los toca con humor, usa la ironía, pero se necesitaba una dirección más estricta y meticulosa.