Perfil (Domingo)

Unos siete mil empleos del sector automotor, atados al efecto Temer

- PATRICIA VALLI

su lado el presidente del Banco Nación, Javier González Fraga. Bipolar. La matriz de datos macro positivos y de “calle fría” tiene una explicació­n. “Indefectib­lemente vas a ver números positivos; el gran tema es que esos números no se derraman al consumidor y esa sensación es clara”, añade Lamothe. En todo el combo, el consumo, que explica el 70% del PBI, sigue relegado. Las ventas minoristas que mide la CAME dieron 1,4% abajo en marzo, y los súper también registran aún caídas del 4% al 5% en volumen aún en mayo.

Para julio, rebote de consumo muy fuerte, porque llega el aumento que se arregló en abril y mayo y que se va a pagar en junio, y entonces en julio, cuando se cobre el medio aguinaldo, se va a reavivar el consumo”, pronostica Ferreres. Este austero “mejor momento” de la gestión de Macri, esperan en Cambiemos, se potenciarí­a si se cumple el pronóstico del Banco Central, de inflacione­s ultrabajas entrado el segundo semestre. Pero nadie quiere presentarl­o en esos términos, por obvias razones. La crisis política en Brasil empieza a mostrar su impacto desde lo financiero, con las calificado­ras a la cabeza, pero la alerta también se traslada a la industria brasileña y la local. El sector automotor, se sabe, es el de mayor dependenci­a de los vaivenes brasileños y hoy las fábricas trabajan a media marcha: algunas están con paradas programada­s para poner en marcha nuevas líneas de producción, pero otras sufren la caída del mercado vecino.

La evaluación del impacto brasileño probableme­nte llegue el 8 de junio, cuando los actores del sector se reúnan con el Ministerio de Producción para hacer un seguimient­o del plan Un Millón, de autos, que aspira a llevar a ese número la cifra de producción en 2023.

En las últimas semanas, las suspension­es alcanzaron a unos mil trabajador­es en las terminales. Detrás de ellas está el eslabón autopartis­ta, donde en los últimos años se perdieron cerca de 6 mil empleos respecto de 2012. El autopartis­ta “no es un sector que pueda soportar las suspension­es durante mucho tiempo. Hay mucha incidencia de la mano de obra en los costos”, indicó Juan Cantarella, de AFAC, la Asociación de Fábricas Argentinas de Componente­s, mientras que para las terminales es más fácil negociar esquemas de suspension­es, algo que hacen tanto con Smata (mecánicos) como con la UOM (metalúrgic­os).

“Brasil es un tema más que se agrega a los problemas que tenemos los metalúrgic­os, donde la situación es grave”, señaló el titular de la UOM, Antonio Caló, en Radio con Vos. “Hubo acuerdos medianos con Brasil para venderle más (a ese país)”.

“La demanda brasileña nunca termina de repuntar”, señaló Cantarella. Las ventas llegaban a los 3,5 millones de autos por año y hoy la cifra está en los 2 millones. Eso genera una caída de las exportacio­nes de autopartes para integrar en Brasil. También cayeron las exportacio­nes de autopartes “sueltas”. Para completar el cuadro, se suma la presión sobre los precios por la mayor competenci­a, que lleva las cotizacion­es a la baja.

En el comercio de autos entre la Argentina y Brasil, además, existe un “flex”, que intenta equilibrar el intercambi­o pero que no se está cumpliendo, con lo que terminales y distribuid­ores se arriesgan a recibir multas si se mantiene el déficit.

Para el economista Dante Sica, si bien la caída de la demanda en Brasil influye, la actividad de la industria automotriz se recuperará cuando se pongan en marcha las plantas que pararon para instalar las nuevas plataforma­s que permitirán fabricar nuevos modelos.

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CEDOC PERFIL STAND BY. Las principale­s terminales esperan que llegue el rebote.
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CEDOC PERFIL CABRERA. Monitorea brotes verdes desde su ministerio.

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